>

Blogs

Esperanza Ortega

Las cosas como son

La esperanza

Si decimos que 2016 fue el año de la corrupción, no mentimos exactamente, ni siquiera decimos una postverdad –palabro maravilloso del que hablaremos en otra columna-, pero tampoco explicamos la verdad completa, pues la corrupción es un enfermedad crónica que lleva años protagonizando los informativos de nuestro país. No, la corrupción no distingue en absoluto a 2016, que recibió una herencia envenenada. Al año viejo que murió hace tan poco lo que le caracteriza es la indiferencia de los españoles ante la corrupción y sus consecuencias económicas y morales. Las sucesivas elecciones, en las que los más corruptos subían como la espuma ante la estupefacción propia y ajena, avalan este comentario. Incluso sus protagonistas, sin vergüenza ninguna, se sienten amnistiados por el favor de los votos: si tantos nos prefieren es que no seremos tan malos, o acaso no es tan malo robar al erario público. Así hallamos también casos curiosos, como el de la familia Puyol, que disfruta de sus navidades, mientras se denuncia a los que proponen un referéndum sobre la autodeterminación catalana. Yo votaría que no, evidentemente, si estuviera empadronada en Cataluña, pero no sería tan severa con los que defienden la consulta, mientras campan por sus respetos los grandes delincuentes institucionales. ¿Qué diremos de Bárcenas y Rato? Hace tiempo que ni siquiera protagonizan los chistes, nos aburren. Y aquí está la clave del problema: la política no solo no apasiona, sino que aburre al personal. Que sigan gobernando los de siempre, total, tanto da. El espectáculo de los partidos de oposición avala esta sensación de spleen, de hastío ante la cosa pública. Eso, que ganen los que al menos parecen querer ganar, no los que se devoran antes de llegar al poder. Parece un argumento simplón, pero sirve de anestesia para los que desean seguir vegetando. Incluso los comentaristas de la página de Opinión bostezan antes de ponerse a escribir una columna. Y mientras, los que no pueden pasar desapercibidos, porque supondría su muerte política, arrojan sus bombas sobre las ciudades inocentes o disparan sus metralletas en las fiestas populares.  Así al menos realizan algo digno de ser comentado. ¿Solución? Ninguna. Nadie se plantea cómo impedir la guerra o la miseria, solamente los más comprometidos trabajan en pro del alojamiento de los refugiados. ¿La raíz del problema? La raíz no está en la política, sino en la naturaleza humana. Ante esta respuesta, podríamos decir que la especie del “homo sapiens” tiene lo que se merece, y mirar a otro alado y tararear una canción romántica: ”amarnos de dos en dos para odiarnos de mil en mil”, decía Ángel González. Y sobre todo pasarlo bien, porque la vida es breve. Comienza un nuevo año, por lo menos podemos decir que hemos llegado. Alcemos nuestras copas y disimulemos el bostezo incipiente. Solo quien tiene los pies helados y el estómago vacío mira a su alrededor con algo de deseo. Tal vez… en 2017… Por ejemplo los 1000 jóvenes africanos que intentaron saltar la muralla de concertinas en la frontera con Marruecos, mientras los españoles de bien comíamos las uvas. Uno lo consiguió, y fue trasladado al hospital inmediatamente, para curarle sus profundas heridas. No sabemos su nombre, pero le deseamos un año más feliz que 2016 a ese valiente, a él y a su compañera también ensangrentada, que viajaba con él en la ambulancia sin ser reconocida: la esperanza.

Temas

Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.