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Esperanza Ortega

Las cosas como son

Las claves de la “recuperación”.

 

Durante la semana pasada, la sala de conciertos Miguel Delibes de Valladolid fue el escenario en el que se representó el final de PPasión, el auto-sacramental protagonizado por Rajoy. Y como ocurre en el evangelio, nuestro Presidente resucitó para anunciar la buena nueva. “Sé fuerte. Mañana estarás conmigo en el Paraíso (fiscal)”, le decía al buen ladrón en los momentos más dramáticos –¿o no era algo parecido a eso lo que rezaba en uno de sus mensajes a Bárcenas?- La obra tendría su qué si no enlazara el nombre del escritor vallisoletano con personajes de tan dudoso prestigio como Wert, Mato, Botella, Floriano, Cospedal etc, Tampoco Calderón de la Barca se merecía que el teatro que lleva su nombre fuera conocido en toda España como la sede de la ceremonia de unificación de Falange y de las J.O.N.S, pero así fue, para su desgracia. Hoy nuestro Presidente glorificado nos asegura desde el Miguel Delibes que estamos saliendo de la oscuridad del túnel y que, en consecuencia, podremos atisbar la luz si nos portamos bien y le seguimos votando. Menos mal. Pasa como en algunas enfermedades que requieren tratamiento de choque, que, aunque el doliente se sienta cada vez peor, los análisis revelan que su organismo ya comienza a reaccionar, tras un coma inducido. En esto consiste la “recuperación”, palabra mágica que desde ahora oiremos un día sí y otro también. Yo en eso de que se ven luces al final del túnel pienso que no les falta razón a los del PP, para que vean que soy persona tolerante y flexible en el campo de lo político. Coincido en que algo se va moviendo en nuestro país, y en la dirección acertada. En lo que disiento es en las señales que anuncian el restablecimiento de la salud. No me fijo tanto en la subida de los valores en bolsa como en el revival del valor ético que recibe el nombre de “justicia”, ¿se acuerdan? Si hacen memoria, recordarán este concepto hace tiempo en desuso. Y digo que en las últimas semanas parece que está en alza este valor por señales como la conclusión positiva de la huelga de los barrenderos de Madrid, la victoria de la marea blanca contra la privatización de los hospitales madrileños, el éxito de la lucha de los vecinos del barrio de Gamonal de Burgos o la sentencia que obliga a readmitir a los trabajadores públicos expulsados ilegalmente en la Comunidad de la Mancha.  Efectivamente, de manera muy moderada y sin que por eso debamos tocar a rebato, estos acontecimientos hacen pensar que nos vamos recuperando de la parálisis ciudadana que nos aquejaba, de esta depresión que a tantos hizo creer que era mejor quedarse en casa para no gastar energías que salir a la calle a desgañitarse inútilmente. Lo importante es que no volvamos a caer en el abatimiento y la desgana, porque, como bien dice Rajoy, él no hubiera puesto en práctica su política antisocial si llega a encontrar el país en otro estado menos calamitoso. Lo que no dice es que, si el país no llega a estar así de abatido, no hubiera podido él acceder a la Presidencia, porque los millones de votantes progresistas asqueados y deprimidos que se abstuvieron en el último plebiscito hubieran votado y, en consecuencia, él seguiría asegurando desde la oposición que iba a acabar con el paro, a subir las pensiones y bajar los impuestos, sin recortar para nada ni la Sanidad ni la Educación. Pero eso correspondía al primer acto de la obra, a la escena en que su protagonista prometía la multiplicación de los panes y los peces.

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.