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Esperanza Ortega

Las cosas como son

Embarazos tempranos

 

Últimamente he leído en el periódico una combinación explosiva de noticias sobre los embarazos de las adolescentes españolas. Primero nos dijeron que era un barbaridad que una menor de dieciséis años pudiera abortar sin el permiso de sus padres, luego que no podrá abortar prácticamente en ningún caso. Bien, pues imaginé que este proyecto iría acompañado de la inclusión de una asignatura de educación sexual en la ESO, en cuyo programa figurarían los medios de contracepción como tema central. Pero de eso nada de nada. Seguidamente, leo que en España, donde cada año unas 1400 adolescentes dan a luz y unas 13.000 abortaron hasta ahora, el 35% de los jóvenes de 15 a 19 años no utilizan ningún método anticonceptivo, mientras otro tanto lo hace de manera inadecuada y, en consecuencia, ineficaz. Así las cosas, hay que reconocer que si no hay más embarazos no deseados entre las adolescentes es porque Dios no lo quiere o porque la fertilidad de la especie está en declive en nuestro país. Tamaña ignorancia sólo se da en el 5% de los jóvenes finlandeses, según las mismas informaciones. Los únicos que pueden ayudar a sus hijas en esta situación son sus padres –me digo- imaginando que las apoyarán en la crianza del bebé, mientras realizan unos estudios que serán para ellas imprescindibles, dada su temprana responsabilidad como madres. Pero resulta que al día siguiente leo esta noticia: en Murcia, una parlamentaria del PP ha presentado una moción para que se exima de la asistencia a clase a las alumnas embarazadas, para que no pasen la “vergüenza” de ser estigmatizadas por sus compañeros. La moción fue aceptada gracias a la mayoría absoluta de su partido. Según esta visión ancestral del mundo, las adolescentes embarazadas serán recluidas en casa por la deshonra que supone para ellas y para su familia. Sé por experiencia que, al menos en la Educación pública, los temas sexuales son tratados en la actualidad por los alumnos con una espontaneidad que asombra a las profesoras más liberadas. (Un inciso: la espontaneidad no implica el conocimiento). Entre los estudiantes lo que suscitan estos embarazos es una enorme curiosidad, solidaridad y simpatía. ¿Qué colegios son esos en los que se consiente el desprecio hacia las mujeres embarazadas que no han firmado un contrato matrimonial? Quiero pensar que no serán los de ideología integrista católica, los mismos que clamaron contra el aborto y los mismos que desaconsejan el uso de anticonceptivos. ¡Por favor! Los que no tienen vergüenza son estos parlamentarios que el domingo pasado se presentaron con un ramo de rosas para conmemorar que la suya sí fue una madre como es debido, felizmente casada, orgullosa de haber concebido un hijo que llegaría un día a legislar en contra de quien no cumpla sus normas. Ahora me explico por qué ha indignado tanto el anuncio de Desigual del Día de la Madre, en el que se trataba el tema con ligereza, animando a las jóvenes a quedarse embarazadas como si fuera un juego sin consecuencias. Parece tan nocivo el anuncio porque sabemos que es la publicidad la verdadera maestra de las adolescentes, ya que los centros educativos se ven imposibilitados para cumplir la misión que les corresponde. Este vacío deja a las jovencitas en manos de mercaderes que consideran la maternidad como un negocio rentable. Wert, Mato y Gallardón se han ocupado de hacer caldear el ambiente, pero, ante este panorama, muchos nos echamos a temblar.

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.