>

Blogs

Esperanza Ortega

Las cosas como son

Cañete: ¿De Recebo o de Bellota?

 

Voy a contar una anécdota que recordé al oír las declaraciones de Cañete sobre el riesgo que corren los hombres de ser tildados de machistas cuando demuestran su superioridad intelectual sobre las mujeres. Le ocurrió hace más de treinta años a una amiga mía a la que fui a escuchar en sus oposiciones a profesora de Bachillerato. Se trataba de una exposición oral, que incluía preguntas sobre el tema. Bien, pues uno de los miembros del tribunal metió la pata al advertirle que había olvidado un apartado importante en su exposición. Era la hora de la siesta y el hombre debía de haber dormitado con los ojos abiertos mientras ella exponía, hasta el punto de no darse cuenta de que sí había incluido el apartado que con tanta jactancia reclamaba. Mi amiga, fingiendo azoramiento, se aprestó a disculparse, y repitió dócilmente lo dicho. Una vez terminado el examen, le expresé mi asombro indignada. Esta fue su contestación: “¿pero no te das cuenta de que un hombre no puede tolerar que una mujer le corrija delante de sus compañeros? Si hubiera puesto en evidencia su despiste, me habría condenado”. Todas las mujeres de mi generación fuimos tildadas en algún momento de impertinentes cuando, cargadas de razón, afirmábamos algo con contundencia frente a la autoridad masculina, y aprendimos después que, para conseguir que un pesado te dejara en paz, había un arma infalible: demostrarle que sabías más que él en cualquier asunto que no fuera de orden doméstico. Así fuimos eligiendo a nuestros amigos y allegados, porque, para distinguir a un hombre inteligente, esta era la prueba del algodón: los más dotados no temían reconocer el talento de las mujeres. También es verdad que, con el tiempo, se sufren algunas decepciones, pero, en general, confío en no haberme equivocado. Sin embargo, comprendo que muchas generaciones de mujeres han sobrevivido obedeciendo al instinto que les aconsejaba no llevar la contraria a los hombres. Antes todas cumplían con este precepto, y por eso las relaciones domésticas eran menos conflictivas. Ahora, en cambio, muchas llegan al enfrentamiento verbal con sus parejas. Es entonces cuando el macho se solivianta y, en algunos casos, puede descontrolarse y arrearles una bofetada. ¡Cuidado!, no estoy diciendo que Cañete sea uno de esos. Por lo que demostró en el debate, Cañete es un caballero de pro. Aunque su primer impulso hubiera sido devorar a Elena Valenciano, la esquivó como pudo, torpemente, rojo como una amapola. Además, en su vida profesional, Cañete ha colaborado con muchas mujeres, lo que demuestra que, si no le llevan la contraria, es muy capaz de ocultar sus instintos. Por eso los lobos de su partido le recomendaron que se embadurnase de harina la pata para acudir al debate en donde habría de comerse a todos los cabritillos del PSOE. Pero se encontró con una cabra montés –lo montés no quita lo valiente-, de esas a las que se les enseña la pezuña enharinada y se la comen con patatas. Al día siguiente, Cañete decidió dejarse de harinas y de farsas y mostrar la pata negra suya, la de toda la vida. Por sus declaraciones pudimos comprobar que es una buena pieza, un espécimen ibérico cien por cien, que sería muy valorado por los parlamentarios europeos. Pero dejó sin aclarar una cuestión sobre su persona muy pertinente para los que desean desenvolverse en la Europa de los mercados. Al menos yo siempre lo pregunto cuando voy a la compra: ¿es de Recebo o de Bellota?.

Temas

Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.