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Esperanza Ortega

Las cosas como son

La plaga del otoño

“La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice a sí mismo que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar”. Son palabras de “La peste”, de Albert Camus. Las recordé mientras oía hablar a Ana Mato. No, no me refiero al ébola, sino a la epidemia de corrupción que se ha extendido y arde como la yesca dentro de los muros desmoronados de la patria nuestra. Siempre que se habla de pestes y de contagio por contacto me acuerdo de Ana Mato, no sé por qué será. Y me ha dado por buscar en Internet los nombres de los dueños de tarjetas Jauja de Caja Madrid. Así parecen más reales, las visiones de la pesadilla no suelen tener nombres y apellidos. ¿Todos hombres? Casi todos, menos Carmen Contreras Gómez, Elena Gil García, Mercedes de la Merced, María de la Riva Amez, María del Carmen Cafranga Cavestany y Mercedes Rojo Izquierdo. Sería muy cándido pensar que las mujeres son honradas. Lo que pasa es que hay pocas mujeres directivas y consejeras. Incluso en el hampa, las mujeres son beneficiarias subalternas consortes, sin responsabilidad, como lo fue Ana Mato. Sí, el otoño nos trajo esta plaga, la caída de la dignidad y la vergüenza, junto con las castañas y las hojas secas. ¿Dónde fue a parar la dulce estación de la esperanza? Busco respuesta en la “Oda al otoño” de Keats: “No pienses más en ellos sino en tu propia música/ Cuando el día entre nubes desmaya floreciendo/ y tiñe los rastrojos de un matiz rosado,/ cual lastimero coro los mosquitos se quejan/ en los sauces del río, alzados, descendiendo/ conforme el leve viento se reaviva o muere;/y los corderos balan allá por las colinas,/ los grillos en el seto cantan, y el petirrojo/ con dulce voz de tiple silba en alguna huerta/ y trinan por los cielos bandos de golondrinas”. Sin embargo, es difícil sustraerse a la plaga otoñal. Me da por acordarme de repente de aquel niño de Orense que va a poder tratarse con hormonas del crecimiento, aunque cuesten 1.800 euros al mes. Tuvo la suerte de asistir a la escuela en la que los reyes inauguraron el curso. “Hola, me llamo Ismael, tengo 5 años, pero mi tamaño es el de un niño de dos”. Así comenzaba la carta que entregó a los reyes. Sus padres están en paro y los recortes sanitarios no permiten realizar el tratamiento. Los hijos de Ana Mato gastaban ese dinero en globos de cumpleaños, gracias a las artes emprendedoras de su padre. ¿Qué pasará el año que viene? A la madre de Ismael le será imposible encontrar trabajo, dado que las mujeres de entre 25 y 45 años han sido tildadas de incompetentes para el trabajo productivo por la Presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica Oriol. De pesadilla, pero es real, aunque no lo parezca. El personal sanitario ha salido hoy a protestar a la puerta de algunos hospitales madrileños, pidiendo la dimisión de Ana Mato. Yo no creo que la Ministra de Sanidad deba dimitir porque una enfermera española se haya contagiado del ébola; Ana Mato debería haber dimitido hace mucho tiempo, ya saben ustedes cuándo. ¿Y el perro?, ¿han leído sobre el pobre perro que ha de ser sacrificado? Intento nuevamente salir de la pesadilla y preguntar a la poesía, mucho más real. Me responden los últimos versos de este poema enigmático de Octavio Paz, titulado “Otoño”: ”Y algo que no se sabe y dice «nunca» / cae del cielo,/ de ti, mi Dios y mi adversario”.

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.