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Esperanza Ortega

Las cosas como son

¡Lo que lee el ministro!

¿Escucharon a Irene Montero en la moción de censura? Estuvo muy bien, pero fue más revelador todavía ver la repercusión de sus palabras en la banda del PP. La actitud despectiva de sus señorías me recordó a aquella compañera suya que, en medio de las protestas por la Ley de la Reforma laboral, exclamó gritando sin ambages: “¡pues que se jodan!” Está visto que la vergüenza y la educación son dos nociones ausentes en esa bancada, pero algunos nos sigue admirando su desfachatez. Y hablando de educación, ¿no vieron al ministro de Educación y Cultura haciendo como que leía un libro de poemas? La manera ostentosa de tomar el libro entre las manos ya delataba no sé si el desapego a esa obra en concreto o la falta de costumbre de la lectura en general. ¿Y saben qué libro había escogido para montar el número en el Parlamento? Como no podía ser de otra manera, se trataba de un libro de Miguel Hernández. ¿Por qué será que a los señoritos del PP les gusta tanto decir que les gusta Miguel Hernández? Es una reacción sadomasoquista que debería ser estudiada. Yo lo tengo constatado desde que todavía eran “los de AP”, cuando aún se congregaban debajo de la sombra de Fraga. Sí, cualquier alusión a la poesía en presencia de uno de ellos desembocaba en: ¡Cuánto me gusta a mí Miguel Hernández!. Daban ganas de decirles: no se preocupe, ya sé yo que usted no tuvo nada que ver con su muerte en la cárcel. Miguel Hernández comenzó a escribir “Vientos del pueblo”, libro al que pertenece “Andaluces de Jaén”, su poema más popular, en 1936, cuando ingresó en el Regimiento de Zapadores. Lo publicó al año siguiente, en el Socorro Rojo Internacional de Valencia. Lo había escrito para animar a los milicianos del frente, pero no cabe duda de que ahora que ya es un clásico lo lee hasta un ministro del PP mientras desoye la censura a la corrupción de su partido. “Me da el viento, Señor, me da una gana/ el viento de volar, de hacerme ave/ de lo más viva, de lo más lejana…”, decía Miguel Hernández en otro poema, como si intuyera ya en qué manos iban a acabar sus versos. ¿Qué sucedería si Miguel Hernández apareciera en el Parlamento? Quizá el olor a cabra y su apariencia palurda serviría de divertimiento a sus señorías, que no dejarían por eso de rechiflarse mientras se liman las uñas. Y que conste que él se hubiera puesto su mejor traje para entrar en el hemiciclo, porque es lo que tiene ser pastor y ser comunista, que uno respeta sumamente la soberanía del pueblo. Y si se le hubiera permitido decir algo, estoy segura de que hubiera hablado en verso libre y de que sus palabras hubieran sido escuchadas con el mismo aire de superioridad por sus señorías del PP, entre sonrientes y despectivos. Los que hace tiempo que nos sabemos a Miguel Hernández de memoria –somos unos cuantos millones, aunque no lleguemos a la mayoría absoluta- mientras el ministro hacía que leía, recordábamos los mejores versos de Miguel Hernández: “Mi corazón/ pecera melancólica/ penal de ruiseñores moribundos..” y lo hacíamos en silencio, sin ostentación ninguna, porque estaba hablando Irene Montero y, aunque lo que decía se podría resumir en que el partido del Gobierno desgraciadamente para todos es lo que ustedes ya saben, la escuchábamos con el respeto y la educación que merecía su pasión elocuente, como sin duda hubiera hecho el autor de “El rayo que no cesa”. Sin duda ninguna.

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.