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Esperanza Ortega

Las cosas como son

La manada contraataca

No seré yo la primera en señalar que la lucha contra el machismo ha recibido un buen empujón en este año que termina. Es verdad que se siguen dando comportamientos machistas por doquier, pero también es verdad que dichos comportamientos son rápidamente identificados como tales y rechazados, al menos en apariencia, tanto por damas como por caballeros: por ejemplo, empiezan a sumarse tímidamente algunos hombres a las manifestaciones feministas, sobre todo cuando estas tienen por objeto el rechazo a las agresiones a la mujer. Pero el león herido es más peligroso que el que campa por sus respetos como rey de la jungla. Por eso nada de particular tiene tampoco que sea hoy precisamente cuando se den los crímenes más atroces contra las mujeres en forma de asesinatos y violaciones o las dos cosas a la vez. Y también obedece al mismo motivo que sea este año cuando ha surgido un movimiento de resistencia contra las mujeres feministas, es decir, contra todas las que merecen llevar ese nombre. El machismo camuflado se esconde en las redes como Menosphere, que ha nacido con esa única misión, pero también en forma de comentarios anónimos a los artículos que se comparten o incluso emerge en publicaciones con seudónimo con el beneplácito, claro está, de quienes las dirigen y publicitan. Sí, una manada de machistas heridos en lo más hondo se dispone a contraatacar cuando siente que su poder ancestral está en peligro. Como ejemplo de la torpeza de este movimiento de resistencia machista, valga la publicación en la revista de la Asociación judicial Francisco de Vitoria de un texto repugnante para cualquier ser humano, firmado por un tal “El guardabosques de Valsain” y dedicado a denigrar a Irene Montero como política, transmitiendo el mensaje de que la parlamentaria de Podemos ha llegado a estar donde está no por méritos propios sino por haber sido pareja de Pablo Iglesias: “La diputada Montero/ expareja del Coleta/ ya no está en el candelero/ por una inquieta bragueta..”, termina diciendo el magistrado que se cree escogido por las musas. Antes de seguir hablando del tema, quiero aclarar que dicho texto no es un poema ni malo ni bueno ni regular, como lo definen algunos periódicos. No es un poema, es un texto que recoge un conjunto de vulgaridades en verso salidas de la pluma de un ripioso sin arte pero con una inmensa mala leche. De estos personajes todos y todas hemos padecido alguno. Se dan sobre todo entre los ufanos burócratas que sienten que la Historia de la Literatura ha perdido un talento al ignorar sus cualidades poéticas, generalmente jaleadas por familiares y compañeros de trabajo tan cretinos como ellos, que creen sinceramente estar ante un nuevo Quevedo. Algo semejante debieron pensar los que publicaron tales abyecciones, que metafóricamente podríamos calificar como el sucio esperma de un guarro incontinente. Leyendo el texto del anónimo magistrado rememoramos con nostalgia aquellos piropos bárbaros que nos dedicaban algunos albañiles desde los andamios o los obreros que manejaban las grúas callejeras, salvajes, sí, pero mucho más inocentes que estas felonías casposas que se esconden debajo de las togas. Enhorabuena, señorías, se han delatado ustedes como los mejores adalides del machismo hispano. Ahora comprendemos a qué se deben algunas sentencias incomprensibles para el sentido común que salen de los juzgados y que nosotros, por supuesto, respetamos y respetaremos. ¿Y las mujeres jueces y magistradas?, ¿qué decís vosotras?

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.