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Esperanza Ortega

Las cosas como son

El cáncer y la mariposa

Yo creía que a estas alturas ya estaba claro que tanto la existencia como la inexistencia de Dios eran indemostrables científicamente, y que, primero los filósofos y luego los científicos, habían pasado página, dedicándose a descifrar las leyes que rigen el mundo, sea este creado por Dios o haya salido de la nada. Pero se ve que me había equivocado. Lo digo por el revuelo que está levantando Stephen Hawkin al decir que la idea de Dios no es imprescindible para explicar la existencia del Universo, y que, en consecuencia, puede que todo exista porque sí, sin destino ni causa primera. Los griegos, -¡ellos sí que sabían!- descubrieron nada más ponerse a pensar que lo único cierto es que todo está sujeto al devenir y la transformación. “Nunca te bañarás en el mismo río”, decía Heráclito, enfrentando al bañista con la imposibilidad de acotar el caudal de la vida y de la muerte. Cratilo, uno de sus discípulos más avispados, se dio cuenta de que, por las mismas, cada vez que queremos expresar un pensamiento sobre algo, ese algo ya no es lo que era, porque el mundo se está transformando constantemente, y que por tanto, el lenguaje mismo falsea la verdad. ¿Qué hizo Cratilo? Enmudecer. Eso mismo han hecho la filosofía y la ciencia en cuanto a la idea de Dios: callar, no tratar de expresar lo que en sí mismo, de existir, sería inexpresable. Sin embargo la poesía, que parece que no sirve para nada, sigue hablándole a Dios. Escuchen lo que le dice Francisco Pino: “Mi Dios incomprensible, tengo miedo. / Tengo miedo de ti, mi Dios extraño, / que haces el cáncer y la mariposa.”. ¿No es verdad que, al ver algo tan hermoso como una mariposa, pensamos que tiene que haber Alguien detrás de su vuelo?, ¿y no es verdad que, cuando nos enteramos de que alguien padece un cáncer, nos parece evidente que no puede haber Nadie detrás de algo tan absurdo y doloroso? A no ser que Dios sea un ser incomprensible, por decirlo de la manera más delicada posible. Seguramente Hawkin se planteó esta pregunta cuando supo que su enfermedad degenerativa, lenta pero irremediablemente, le iba a ir paralizando, mientras su pensamiento, libre de ataduras, se introducía en el abismo en busca de la verdad. “¿Por qué?”. Esta es la pregunta que nos hacemos todos ante la desdicha inmerecida. ¿Quién ha fabricado algo tan absurdo e injusto? Hawkin afirma ahora que quizá no hay que buscar un porqué. Y sus razones tiene. Como tenía sus razones Nietzsche cuando dijo que Dios había muerto. A mí se me ocurre que quizá no haya muerto, que a lo mejor ha contraído una enfermedad degenerativa, lo mismo que Hawkin, una enfermedad que le impide hacer siquiera un guiño para modificar su designio primero. Seguramente también Él se ha cansado de preguntarse el porqué de su parálisis, mientras contempla impotente el orden creado. Todo es posible, aunque nada sea demostrable científicamente. Lo que sí es seguro es que un día todos tendremos que enfrentarnos al enigma no del principio, sino del final de la existencia. En ese segundo eterno, antes de enmudecer como Cratilo, solo contaremos con el lenguaje de lo inexpresable, es decir, con las palabras del poeta. El poema de Pino, por si les sirve de algo, terminaba así: “Otra aurora vendrá/ vendrá otra aurora”. Es un consejo: no lo olviden.

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.