Japón es el país tecnológico por excelencia y cuesta imaginar como en el país nipón a mediados del siglo XIX el ser samurái podría ser una profesión viable para muchos hombres. Dejaremos de lado la tradición y como está influenciada la sociedad japonesa actual por la tradición en general y el código de honor de los samuráis en particular. En el siglo XVII, el shogunato Tokugawa declaró una política de aislamiento del país que se alargó durante dos siglos y favoreció el estancamiento de Japón así como que costumbres, como la de los samuráis perdurasen.
El acontecimiento de los Barcos Negros rompió con el aislamiento y a partir de ese momento Japón comenzó a comerciar con Europa y otros lugares del mundo. Llegó el desarrollo económica y tecnológicamente hasta que en 1850 el sistema feudal fue derogado y en 1868 se eliminó definitivamente la figura del samurái. Fue durante esos últimos años cuando Felice Beato viajó a Japón y fotografió a los últimos samuráis desde su residencia en Yokohama.
El fotógrafo aprovechó la curiosidad que despertaba un Japón recién abierto al mundo y supo captar esos últimos momentos hasta 1866. A pesar de que las armas de fuego se habían introducido en el país asiático un año antes los diseños arcaicos y un uso demasiado engorroso hizo que las técnicas samuráis permaneciesen durante aquel siglo de más.
Vía: Ramen para dos