Repaso la lista de candidatos republicanos y pienso que, salvo Romney, ninguno tiene posibilidades de hacer sombra a Obama, de meterle algo de emoción a la elección. No sé si es mejor así: es preferible – preferible para el ciudadano – una victoria en agónico esprint que una tranquila, en democracia; las victorias tranquilas no otorgan confianza al vencedor sino soberbia, aunque acaso también Obama se salga de la norma en este caso. Esperemos, si es que al final se cumple la impresión.