Rampa el fascismo en Grecia, Pericles es una nota al pie en los sistemas de todo el mundo que se autodefinen democráticos, y se da la paradoja de que los únicos que tienen presente al padre de la democracia son los fascistas de Aurora Dorada. Estos se aprovechan de las fisuras del sistema ―producto del olvido ajeno― para cometer sus fechorías, pártele el cráneo al músico, total uno menos. El asesinato del rapero ha sido la gota de sangre que ha colmado el vaso de una mal entendida tolerancia democrática, y han empezado ―culpablemente tarde―, las acciones judiciales para tratar de extirpar el tumor del cuerpo y paliar en lo posible la metástasis social de la doctrina.
¿Necesitaremos también en España un asesinato para comenzar a movernos, aunque no rime versos como Pavlos Fyssas? Porque los servicios secretos de la policía griega han hallado banderas preconstitucionales españolas y otros iconos fascistas en uno de los últimos registros de los locales de AD. Lo cual nos lleva directamente a Quijorna y a su señora alcaldesa, doña Mercedes García, quien, tras asistir a un mercadillo plagado de cacharrería franquista y nazi montado en un colegio público de su municipio, ha dicho que > de la sucesión de aguiluchos y esvásticas. Bendita ceguera que impide la culpa. Eso sí, al día siguiente asistió, con dos docenas de señores disfrazados de falangistas, a un acto en homenaje por > (los caídos solo de un lado, por supuesto). Suponemos que de este acto sí se daría cuenta. Suponemos y lo esperamos, por el bien de los vecinos de Quijorna; en caso contrario sería ya un segundo síntoma ―alarmante― de que a su regidora la quijotera le rige muy poco. El caso es que la alcadesa sigue en el sillón, y que lo más que hace el PP es tirarle de las orejas cortésmente, sugerirle una dimisión que doña Mercedes no tiene ninguna intención de presentar.
Casi prefiere uno la honestidad violenta de Aurora Dorada.
(El Norte de Castilla, 3/10/2013)