Los indignados brotan en Nueva York. Antes fue Tel-Aviv, por razones de acceso a vivienda; las razones americanas son vagamente bursátiles, mayormente morales: contra los desmanes codiciosos de Wall Street. Pero cómo poner coto a la codicia, si es el propio sistema el que la fomenta. Pero más que las razones importa que la llama de la dignidad prenda, que movimiento llame a movimiento. ¿Que hay indignados ricos? También tienen los ricos derecho a indignarse, también los ricos sufren. Más de 700 detenidos. No parece el capricho de cuatro niños ociosos.