Decía la semana pasada que los políticos ya han dejado la relajación del verano para centrarse en qué hacer con nuestra existencia. Pues vaya si lo han hecho, porque este final de septiembre ha sido caliente en lo meteorológico y en la boca de algunos. Intercambio de golpes a escala local que sube la temperatura ante la inminente cita electoral de noviembre que, por otra parte, es un mes inhabitual para la celebración de comicios.
Comenzó el alcalde Pedro Arahuetes en la tertulia de Punto Radio, en la que participan los lunes Luis Martín, Javier de Andrés y Elena Rubio, periodistas de la emisora, además de quien esto suscribe. Empezó fuerte, sin ambages, y la palabra mentiroso, referida al portavoz popular Jesús Postigo, resonó en el estudio. No se le puede olvidar al regidor el asunto de que se gastan mucho en telefonía, tal y como le espetó su adversario. Pues mentiroso le llamó varias veces, que para el alcalde eso de valorar si es adecuada o no una cantidad no admite puntos de vista.
Afilada la navaja del recelo salió la palabra crispación, el argumento, junto al desconocimiento de Segovia y la falta de propuestas, que ya utilizó Arahuetes en el anterior mandato. «Va a hacer buena a Beatriz Escudero», repite para ratificarse en su razonamiento de que nada ha cambiado en el PP. Y para aún hacer más piña, el secretario provincial del PSOE, Juan Luis Gordo, reitera la estrategia con las mismas expresiones, para que luego digan que no hay química entre las dos cabezas visibles del socialismo segoviano.
Vista la escasa repercusión de lo argumentado –es lo que tiene repetirse– la pelea busca otros caminos. Ahora el objetivo es la profesión de Postigo, que ha sido y es empresario antes que fraile de la política. Piden que desvele los trabajos de su imprenta familiar con dos administraciones públicas, la Junta y la Diputación. El PP lo admite –añade que también se inste al Estado, que aunque sea de diferente color político que Postigo ha tenido relaciones comerciales con él– con la idea de que todos hagan lo mismo y sepamos los ciudadanos a qué se dedican o han dedicado los ediles que con tanto ímpetu combaten por nuestro bienestar.  Desde luego no le arriendo la ganancia a Jesús Postigo, porque tener relaciones mercantiles con una administración significa adelantar el trabajo, los tributos y casi la vida para esperar el santo advenimiento del pago de la factura. Así de despiadada es la realidad de las pequeñas y medianas empresas que se relacionan con los poderes públicos y supongo que la del portavoz del Partido Popular, también.
Pues en esas están los representantes municipales de la ciudad. Entre venganzas, desprecios y desdenes. Incluso con exabruptos, que delata un micrófono traicionero. Tanta aspereza cuando todavía estamos en los primeros minutos del partido de esta legislatura obliga a pensar que todo es susceptible de empeorar; si ya están así en tres meses y con el verano entre medias, cómo actuarán cuando pase un tiempo, conozcan unos de otros las debilidades y se hayan enfrentado tantas veces que ya sea imposible reconducirlo.
Y mientras, todos con el cinturón apretado y la garganta seca de tanta queja. Que el otoño se presenta triste, a pesar de que se ha iniciado con el veranillo de San Miguel, ese arcángel jefe de los ejércitos de Dios que parece resistirse a abandonar el estío. Pues si San Miguel no lo remedia la guerra política está servida y como en toda contienda bélica resulta complicado saber quiénes son los ángeles y quiénes los demonios. Aunque algunos se empeñen en representar los dos papeles. Yo para que no me salpique viajo a ver a mi abuela, que ha cumplido 97 años, precisamente el día de San Miguel.