>

Blogs

Jaime Rojas

La canaleja, crónica social de Segovia

La tierra que quiso ser prometida

Miles y miles o, si lo prefieren, ‘cienes y cienes’, que dice un amigo mío con guasa. Son las personas que iban a venir, nuevos segovianos y otros de origen, en el regreso de muchos que protagonizaron la dilatada diáspora que ha vivido esta tierra durante decenios. Todos atraidos por la llegada del Ave, ese Mr. Marshall con vías, catenarias y túneles excavados en las entrañas de la sierra.
Vendrían y harían de Segovia la tierra prometida, el lugar ideal para  jóvenes colonos con cultura de la ilusión y del esfuerzo. Seríamos pues más y más altos, guapos, esbeltos y apolíneos. Y los que aquí moramos los recibiríamos con todos los parabienes, congratulados de nuestra buena suerte al encontrar nuevos vecinos que nos ayudarían a alcanzar la definitiva prosperidad.
Pero van pasando los años y aquí  no viene nadie, excepción hecha de orientales que abarrotan el entorno monumental, los restaurantes y fotografían hasta el Acueducto por dentro. Como compañeros de visita, también jóvenes escolares franceses; pero no, no son esos los que esperábamos, porque vienen para no quedarse y para demostrarnos que oriente progresa y que la ‘grandeur’ gala se mide ahora en bocadillos y latas de refrescos.
Donde hemos llegado y quien nos lo iba a decir que tanta y tan halagüeña previsión terminaría despedazada y, como marcada por la decadencia, a Segovia no solo no viene nadie para aposentarse, sino que cada vez somos menos y más viejos. Lo dice el Instituto Nacional de Estadística y la obstinada realidad se encarga de corroborarlo. La sangría poblacional de cada año terminará por convertirnos en campeones de la liga de las provincias con menos residentes, competición que ahora encabezan Soria y Teruel y en la que ocupamos un honroso tercer lugar, de esos que dan derecho a medalla de bronce. También obtenemos metal, esta vez de plata, en esperanza de vida y somos los segundos más longevos de España, –con 80,79 años de esperanza de vida–, solo superados por Guadalajara, por cierto otro lugar cercano a Madrid y con su Ave y todo.
Tenemos casi 13.000 octogenarios y subiendo; la natalidad descenderá hasta que dentro de diez años el censo se sitúe en 152.000 habitantes,  7.000 menos que ahora. Y los ‘cienes y cienes’ sin venir y nosotros y los funcionarios del INE aquí esperando. Una decepción, un chasco que nos ha dejado sin argumentos para defender que se fijen en nuestras caras y tengan a bien concedernos más infraestructuras.
Para resumir: vivimos más años, pero no procreamos lo suficiente para paliar el inexorable paso a la otra vida. Pero nada impide que sigamos con lo nuestro, con nuestras costumbres y nuestros productos, esos que parecen conservarnos mejor que a otros. Bien lo saben en Palazuelos de Eresma y en Valverde del Majano, centros de elaboración de whisky DYC y anís La Castellana y que precisamente acaban de tener un hermano con el bourbon Jim Beam. Estos sí procrean y llevan la alegría del empleo, ese único antídoto frente a la infamante crisis.
Y si segovianas, pero que muy segovianas, son esas bebidas primorosas, a su altura y también divinas son las celebraciones de San Frutos, patrón de la ciudad y de los pájaros, esos con más tradición que el otro Ave.
Cuando el entrañable San Frutos realice mañana a medianoche a la puerta de la Catedral el milagroso paso de la hoja, llamaremos a los funcionarios del INE para que cotejen si coinciden los datos, que tal y como están las cosas necesitaríamos más de un milagro, y no un tren, para que el santo no agote en breve el libro por falta de inscritos en esta tierra que un día quiso ser prometida.

Temas

Sobre el autor

Jaime Rojas, delegado de El Norte de Castilla en Segovia, nos contará, todos los domingos, la crónica social de Segovia, capital y provincia.


octubre 2011
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
31