Suplicó a su jefe un cambio de ‘objetivo’. Llevaba dos semanas espiando a altos cargos del Gobierno español y, ya en los primeros cuatro días, se le había puesto cara de acelga. En su larga trayectoria en la NSA nunca había experimentado algo tan tedioso y tan lejano a su trabajo en los servicios de inteligencia.
El boss le reclamó un informe de situación. Al espía le bastó con una frase para que le apartaran ipso facto de su destino: “Sin vida inteligente”.
Retornó a USA de inmediato y fue recibido con honras y pompas casi fúnebres. Solicitó la jubilación y le otorgaron, además, una indemnización por minusvalía debido a la brutal inacción que sufrió en su último destino. Regresó a su pueblo en Illinois para hablar con las gallinas. James es ahora feliz porque está recuperando su vida intelectual.
Aquí, los del Gobierno, están que no caben en sus trajes de pelayitos mientras hacen creer al mundo que se encuentran indignados en grado sumo por el presunto caso de “espionaje masivo”. Hasta las gallinas de Illinois saben que los ‘guasaps’ de mi hijo adolescente con su grupo son más interesantes que los comunicados top secret de la ministra Ana Pastor.
Rajoy lo ha dejado bien claro sobre las acciones que va a seguir al respecto: “Yo soy el presidente del Gobierno y, cuando tome las decisiones, las tengo que tomar muy fundamentadas […] Francia y Alemania han decidido hacer una cosa y los demás podemos decidir lo mismo u otra cosa”.
Informativamente hablando, le damos las gracias por su claridad, por su rico vocabulario, por ese afán de buscar sinónimos para no repetir vocablos, por ese “yosoyelpresidente”, encabezamiento necesario para que no olvidemos que existe un gobierno, catatónico, pero gobierno, elegido por el pueblo, al borde del abismo, pero pueblo, cada vez más mermado por las ‘deportaciones’ de los jóvenes y por los recortes en sanidad, que también contribuyen lo suyo, oiga usted, a morirse antes y hasta sin motivo.
Ya lo decía Octavio Paz: “Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados”. Por cierto que, además, oposición y sindicatos se han evaporado.
Ahora que Seminci ha clausurado su 58 edición con la película de Wajda sobre Walesa, recuerdo que la primera vez que oí la palabra solidaridad y en polaco de Polonia, fue con las informaciones sobre su sindicato, el primer sindicato independiente del país. ¿Dónde se ha perdido ese adjetivo?
Saco billete para Illinois.