Pedro Carasa. Historiador
Vivimos crisis de geoestrategia política, carestía energética, migrantes, invasión rusa, inflación y huelgas. En tiempos de tribulación no hacer mudanza, decía San Ignacio. Pero con este temporal, el presidente ha dado un giro y puesto el Sáhara a disposición de Marruecos, contra la historia, la ONU, el derecho internacional, el parlamento y parte de su propio partido.
Esta dejación del Sáhara continúa la línea de las nefastas relaciones coloniales de España con África, que desde el siglo XV fueron escasas de conquistas, sobradas de derrotas y poco respetuosas con los derechos de los nativos. Recorriendo sus hitos veremos cómo semejante bandazo prosigue hoy tan dolorida historia.
En busca de pesca, comercio y religión, en 1497 Medina Sidonia y los Reyes Católicos conquistaron Melilla. Después ocuparon las islas Chafarinas, Vélez de la Gomera, Alhucemas y Perejil. En el siglo XVI la monarquía arribó a Santa Cruz de la Mar Pequeña (luego Ifni) y conquistó Bujía, Orán, Túnez y Trípoli. En 1668 consiguió Ceuta (mercado de oro, marfil y esclavos) que fue sede administrativa de los territorios africanos. Desde fines del XVIII controló Fernando Poo, Annobón y la región de Río Muni.
En el XIX se abrió el problema colonial de Marruecos cuando se cerró el de América. En 1858 se fundó Guinea Española (independizada en 1968). En 1881 una organización canaria fundó el enclave comercial de Río de Oro, luego Sáhara Español, con centro en Villa Cisneros. En 1884 estableció un protectorado costero en el Cabo Bojador y otros puestos comerciales.
El siglo XX fue más sangriento. Tras firmar con Francia el protectorado español sobre Ifni y el Sáhara Español, entre 1908-12 surgieron guerras con los bereberes. En protesta por el envío de soldados a África se produjo la Semana Trágica de julio de 1909. En 1921 el levantamiento de Abd-el-Krim acabó en el desastre de Annual, próximo a Melilla. Se sucedieron sufrimientos sociales por movilizados y muertos, errores militares, debates parlamentarios, acusaciones de corrupción en el expediente Picasso, cerrado por Primo de Rivera y abierto por la II República para acusar al rey. Nuevos agobios tras la Guerra del Rif, titubeos con Marruecos, desembarco de Alhucemas (1925) y dura represión de los indígenas.
Causó efectos muy negativos a la sociedad española. Las guerras de Marruecos infligieron enorme dolor social y tensión política y militar, evocados en los nombres de Semana Trágica, Rif, Barranco del Lobo, Arruit, Abd el Krim o Annual. Pero su más dramática consecuencia fue el africanismo militarista nacido en Marruecos (Franco, Varela, Millán Astray, Mola, Queipo, Goded, Yagüe, Alonso Vega, Berenguer) que gestó e inició la guerra civil. Franco, reputado africanista entre 1920-36, transportó su ejército desde África a la península para dar el golpe de Estado contra la República.
En la Segunda Guerra Mundial, Marruecos fue ocupado por EEUU para abastecerse. En 1956 se independizó del protectorado francés y en 1959 España no pudo defender el suyo. Tras convertir en provincias españolas Ceuta, Melilla, el Sáhara Español, Ifni e islas adyacentes, Marruecos invadió en 1975 el Sáhara Occidental con el ejército de liberación de guerrillas conocido como la Marcha Verde. En 1976 España descolonizó el Sáhara y por derecho internacional quedó como potencia administradora de iure. En la guerra fría, EEUU y Francia defendieron la pertenencia a Marruecos y Rusia, Argelia y el Frente Polisario apostaron por la autodeterminación poscolonial que ya en 1960 anunció la Misión de Naciones Unidas y en 1991 fijó la resolución de la ONU.
Tras casi medio siglo, hoy en la sociedad española pervive un vínculo emocional dolorido por los conflictos y abandonos pasados del Sáhara. Los socialistas debieran ser especialmente sensibles por haber prometido la autodeterminación prevista por la ONU en las elecciones de 2019. La sociedad española merece curar y no ahondar esa sensación de humillación y abandono de una colonia varias veces traicionada.
En el fondo subyace la tan manida autodeterminación que Sánchez no ha sabido gestionar. Primero por autodeterminarse y cambiar de posición él solito sin contar con nadie. Segundo porque, contrariado, querría habérsela dado a sus socios podemitas e independentistas catalanes, pero se vio obligado a decirles que la única autodeterminación válida era la poscolonial, justo la que ahora niega a los saharauis. Tercero y más grave, porque ha negado el derecho de referéndum del pueblo saharaui reconocido por la ONU y por su partido.
Además, al alejarse de Argelia, ha complicado nuestro abastecimiento del gas, ha impedido que España sea el hub concentrador de redes de gasoductos argelinos a Europa y ha conseguido que Argelia nos lo encarezca y lo conduzca por Italia.
Antes de viajar a Marruecos todo el Congreso se ha opuesto a la decisión del presidente. Navarra Suma y Nueva Canarias exigen cumplir las resoluciones de la ONU. UP, ERC y Bildu piden que el Congreso fije el referéndum conforme al derecho internacional, fruto del diálogo entre ambas partes. PNV reprueba el giro de Sánchez y solicita incluso la legítima independencia del Sáhara. Hasta el PP ha dicho que podría votar a favor de enmiendas que incluyeran el derecho de autodeterminación. Ciudadanos reclama las medidas diplomáticas necesarias para normalizar las relaciones bilaterales con Argelia. También los fiscales progresistas exigen la descolonización del Sáhara mediante referéndum según el derecho internacional. Incluso parte del PSOE discrepa del giro de Pedro Sánchez y pide cumplir con la ONU.
Al final, Sánchez se ha quedado solo, sin Europa, sin sus coaligados, sin oposición, sin parlamento, sin diplomáticos, sin socios catalanes ni vascos, ni siquiera con todo su partido. No asegura las respuestas de Marruecos, empeora el consenso político, complica el suministro energético, margina la vía diplomática, impide el pacto parlamentario en un problema de Estado y no propicia que Europa apoye la gestión de su frontera meridional. Así ha vendido el legado histórico español en África, la dignidad de España en Ceuta, Melilla y Canarias, los valores de su partido, la diplomacia internacional y el suministro de gas, por un plato de lentejas.
El artículo fue remitido a El Norte de Castilla el 7 de abril de 2022. En plena crisis del abandono de la causa del Sáhara por el Gobierno de España, pero el artículo no se publicó.