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Pedro Carasa

El Mirador de Clío

Los mejores alcaldes

Hemos biografiado y analizado la gestión de 106 alcaldes en el Diccionario Biográfico de Alcaldes de Valladolid, 1810-2010. Haremos desfilar por esta pasarela a los más destacados en los dos siglos.

En el medievo las ciudades con voto en Cortes defendieron los concejos abiertos. Castilla les dio fueros, fue más municipalista que regionalista. También los promovieron los comuneros. Los liberales del XIX crearon los ayuntamientos constitucionales, pero no fueron municipalistas. En la invasión francesa el alcalde de Móstoles encendió un juntismo concejil luego olvidado.

Desde 1810, la ideología, elección, permanencia y descentralización de los alcaldes fueron débiles en España y en Valladolid. Aquí fueron elegidos el 84% del siglo XIX y sólo el 52% del XX. Cada uno no gobernó ni la mitad de su mandato (22,6 meses). Fueron el 34% abogados, el 29% sujetos económicos (15 propietarios, 10 comerciantes, 6 industriales), el 27% profesionales y técnicos (12 sanitarios, 13 catedráticos, 1 periodista, 1 tipógrafo y 1 químico) y el 9% militares. Fueron 18% socialistas o republicanos, 23% progresistas, 31% moderados o conservadores y 28% autoritarios. Tuvieron liderazgo irrelevante el 19% de los alcaldes, modesto el 26%, notable el 36% y sobresaliente el 19%.

Haremos desfilar a estos 20 mejores munícipes en diez generaciones sucedidas entre 1810-2010. Muy pocos lideraron los seis momentos de cambio de Valladolid: El escenario creativo de Cádiz y la guerra de la Independencia; el Reino de Ceres, tren, trigo y talleres de los cincuenta del XIX, que convirtió la ciudad levítica en burguesa; el regeneracionismo y albismo del primer tercio del XX, que reavivó la ciudad; la posperity de los años veinte y el nuevo impulso ciudadano de la II República; el desarrollismo de los años sesenta y su cambio económico; finalmente la Transición y sus servicios sociales, urbanismo, movilización, instituciones culturales y capitalidad regional.

Veamos la limitada intervención de los alcaldes en cada etapa. La generación gaditana de 1808 planteó la andadura municipal representativa y apenas la practicó. La siguiente generación municipal de notables comprometidos con el liberalismo y la desamortización de la ciudad entre 1833-44 creó el espacio político del ayuntamiento donde germinaron servicios de orden, sanidad y educación: Pedro Calvo (1821), un alcalde de prestigio político e intelectual. M.Alday (1836), político profesional que pasó de la hidalguía al progresismo. M.Reynoso (1840), propietario y harinero, moderado, único alcalde que llegó a ministro.

La generación moderada de 1844-54 fue designada por el gobierno y no apoyó el crecimiento de la ciudad. La siguiente generación progresista de los cincuenta recuperó la actividad urbana, aunque no lideró el Reino de Ceres: V.Llanos (1856), propietario y escritor, brillante intelectual progresista. N.López Redondo (1859), abogado moderado, alcalde muy culto y activo. J.Sigler (1861), comerciante y propietario de prestigio.

La generación del sexenio de 1868-74 fue de viejos progresistas asustados por la revolución y los cantones: E.Tarazona (1869), catedrático de poética, republicano, primer alcalde elegido. M.Barrasa (1872), abogado progresista, dedicado a la propiedad y al ferrocarril.

La generación de alcaldes del sistema de la Restauración de 1875-98, abogados y harineros gamacistas, gestionó lo municipal con caciquismo y burocracia. Pero destacaron J.Gardoqui (1875), propietario conservador, alcalde de prestigio, y M.Íscar (1877), propietario y empresario, largo y eficaz gestor de servicios y buen urbanismo.

Brilló la generación de alcaldes albistas entre 1902-23, profesionales y hombres de negocios que modernizaron la electrificación, el urbanismo, la prensa y la cultura urbana. Hubo 10 conservadores en 7 años y 15 albistas en 14 años: M.Semprún (1906), propietario, harinero, financiero e industrial. C.Aguirre (1911), abogado al servicio del proyecto municipal de Alba. L.Stampa (1917), hombre de negocios albista. F.Santander (1920, 1930), periodista, intelectual y escritor, fusilado en la guerra.

La generación primorriverista de 1923-31, militares, harineros adictos y burócratas, no aprovechó la buena coyuntura de los veinte. Sobresale B.Sierra (1924), médico militar que aplicó el estatuto municipal de la dictadura.

La generación de profesores y tipógrafos republicano-socialistas entre 1931-36 tuvo empuje ético y político, impulsó la enseñanza y acabó perseguida. Sobresale A.G.Quintana (1932, 1936), tipógrafo, muy activo en educación y fusilado por socialista.

La generación de alcaldes militares y falangistas del primer franquismo reprimió la ciudad entre 1936-57 y tapó su pobreza con el patriotismo y la piedad. Destacó entre 1961-75 una élite municipal desarrollista de empresarios que cimentaron la fabricación de coches, aunque con especulación y sin equipamiento social: S.López González (1961), del tercio sindical, empresario que fundó FASA. A.de Santiago (1971), funcionario franquista y comerciante que fue animador cultural.

Dos demócratas subrayan la capital regional, urbanizan el río (no el FC), respetan las asociaciones y cultivan la cultura popular: T.R.Bolaños (1979, 1995) químico, socialista que amplía servicios y movilización en los barrios. F.L.de la Riva (1995, 2015), médico conservador que apoyó el crecimiento económico.

La vida y obra de todos los alcaldes está descrita en el Diccionario Biográfico. Muestra cómo algunos alcaldes desarrollaron la ciudad y enseñaron, en la escuela municipal de participación, a los vecinos de Valladolid a ser ciudadanos responsables.

 

El original fue publicado on line en El Norte de Castilla el domingo, 23 de julio de 2023. Luego fue editado en papel por El Norte de Castilla del domingo 13 de agosto de 2023.

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Sobre el autor

El Mirador de Clío está redactado por Pedro Carasa, un historiador que tratará de observar el presente desde la historia. Se evoca a Clío porque es la musa griega de la historia y de la poesía heroica, hija de Zeus y Mnemósine, personificación de la memoria. El nombre de mirador indica que la historia es una atalaya desde la que proyecta sus ojos el historiador, como un busto bifronte de Jano, que contempla con su doble mirada el pasado desde el presente y el presente desde el pasado.