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Pedro Carasa

El Mirador de Clío

Familia y poder de los Alonso Pesquera

 

La extensa familia Alonso Pesquera alcanzó mucho poder en el XIX. No se conocía el poder representativo ni el partido político. Debieron usar la familia como medio de asimilarlo. El patronazgo nobiliario feudal y el patriarcado tradicional enlazaron miembros y enseñaron qué era el poder. Las familias inculcaban a los hijos cómo gestionar el patrimonio y acceder a cargos y escaños. Los apellidos notables cimentaban haciendas, preferían profesiones jurídicas, científicas, literarias o artísticas y apetecían puestos públicos. La saga familiar aspiraba a reforzarse con título nobiliario.

Los Alonso Pesquera lograron una familia extensa y transversal. Compraron 5000 has. desamortizadas (Casasola, Retuerta, Sardón, Olivares, Quintanilla de Abajo y Arriba, Cogeces, Sardoncillo, Balbuena, Peñafiel, Rueda). La estratégica unión de abogado/propietario les permitió ser altos contribuyentes como ganaderos, vinateros, industriales de papel, harina y azúcar, financieros castellanos y comerciantes ultramarinos proteccionistas. Usaron el Canal, promovieron carreteras y crearon el FC de Isabel II y Ariza. Se valieron de El Norte de Castilla, El Eco de Castilla, El Financiero Hispanoamericano y El Diario de la Mañana. Desde los dos partidos lograron 50 escaños en Cortes y Diputación, varias presidencias, alcaldías y concejalías.

Reforzaron su sangre de bisabuelo a bisnieto, del s. XVIII hasta el XXI. Además buscaron apellidos poderosos: Barrio, Lasheras, Pimentel, Olea, Arévalo, Pombo, Semprún, Pintó de Lara, Lecanda, Carballo, Dusmet, Cendra, Francos, Fernández de Angulo.

Comenzó Josef Pesquera en la Gobernación de Valladolid con Carlos IV. Su hijo Gregorio fue gobernador civil y su hija Mamerta casó con Millán Alonso del Barrio (1795-1873). Éste creó la familia Alonso Pesquera. Fue diputado progresista provincial y nacional, senador y comisario regio de agricultura.

Su hijo Eusebio Alonso Pesquera (1832-84) casó con Lasheras. Como conservador presidió la Diputación, fue diputado, senador y 49 contribuyente industrial.

El segundo hijo Miguel Alonso Pesquera (1842-87) fue propietario y 39 contribuyente. Promovió el ferrocarril a Ariza para llevar cereales a Cataluña. Desde El Norte de Castilla defendió el proteccionismo harinero. Fue diputado provincial y a Cortes por Peñafiel.

Teodosio Alonso Pesquera (1846-99) fue el tercer hijo. Le hicieron Marqués de Alonso Pesquera en 1896. Su caritativa esposa Everilda Pombo lo alentó desde el palacio Villena, llamado del Marqués de Alonso Pesquera. Diputado y senador, volvió a dirigir el partido conservador. Fundó la Sociedad Industrial Castellana y fabricó harinas en Portillo y Medina.

Este Pesquerismo de los tres hermanos controló el partido conservador, conectó con Posada Herrera y Cánovas en Madrid, Alzurena en Valladolid, Giraldo en Medina, Mateo en Villalón, Zorita en Tordesillas y Pizarro en Rioseco. Gamazo los frenó en 1886. Pero luego alcanzaron el catolicismo agrario de Rafael Alonso Lasheras, el albismo de Millán Alonso-Pombo y el maurismo de Julio Pimentel. Merecieron llamar Alonso Pesquera a la calle de Herradores, que albergaba el palacete de la Casa del Cordón.

Ya en el s. XX, Millán Alonso-Pesquera y Pombo (1874-1970), el II marqués, casó con Cendra. Ganadero, jefe de los conservadores y diputado provincial, fundó el Banco Castellano en 1900. Su hijo José María Alonso-Pesquera y Cendra (1905-1991) casó con Ontana. Fue el III marqués. Se le premió por guionista, actor de Cinecittà y mérito sindical. Más tarde Juan Ignacio Pombo Alonso Pesquera (1913-85) voló en 1935 desde Santander a México y fue legionario piloto en la guerra civil. Por fin, María Cristina Alonso-Pesquera y Ontan (1951-2015), IV marquesa, transmitió en 2015 el V Marquesado a Teodosio Álvarez Alonso-Pesquera.

Las raíces territoriales de la familia asimilaron los cambios de propiedad, de orden provincial y la nueva cultura política del XIX. Fue colchón amortiguador de las crisis. Aportó cohesión social, mezcló lo rural y lo urbano, armonizó la política y la economía y consiguió cargos y escaños. Si había crisis de relevo generacional se acudía a otra familia, se escudaba el patrimonio con nuevos apellidos, se ampliaba el prestigio social y se cambiaba la ideología política.

Su mezcla de valores tradicionales y burgueses resolvía rupturas empresariales y comerciales, conectaba campesinos con fabricantes, intereses locales y coloniales. Combinaba la representación local, provincial y nacional hasta aunar los puntos cardinales del territorio. Enlazó familias navieras, financieras y comerciantes de Santander con Palencia, Valladolid y Zamora en el eje del Canal. Las mujeres cultivaban valores de conexión en el hogar.

El patrimonio familiar amasaba profesión, cargo y ocio. A los miembros de fuera los hacía vallisoletanos. El cuñadismo, abuelismo o nepotismo patrimonializó los apellidos políticos del silvelismo, canovismo, pesquerismo, gamacismo, albismo, datismo o maurismo. Se vincularon familia, relaciones clientelares y caciquismo.

Pero fue paternalista, prefirió la deferencia a la ideología, antepuso su territorio al Estado y Castilla sobre España. Creó distritos enfeudados, clanes familiares, comunidades de parentesco cerradas a la modernización política. Fundió los clubs de opinión de los partidos políticos con los grupos familiares e hizo heredable la representación política, como Alonso Pesquera en Peñafiel, Gamazo en Medina del Campo o Sagasta en La Rioja. El marquesado acabó alargando la saga familiar.

¿La conexión entre familia y poder es hoy tan útil como en el XIX?

 

 

El original fue editado en El Norte de Castilla del domingo 14 de julio de 2024

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Sobre el autor

El Mirador de Clío está redactado por Pedro Carasa, un historiador que tratará de observar el presente desde la historia. Se evoca a Clío porque es la musa griega de la historia y de la poesía heroica, hija de Zeus y Mnemósine, personificación de la memoria. El nombre de mirador indica que la historia es una atalaya desde la que proyecta sus ojos el historiador, como un busto bifronte de Jano, que contempla con su doble mirada el pasado desde el presente y el presente desde el pasado.