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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

AUTOPSIA DE THICK AS A BRICK

Gracias a la enmarañada y genial letra de TAAB (el poema épico presuntamente escrito por el niño Milton) podemos intentar parir una especie de inventario final y analizar varios de los temas que conforman esta apabullante y hermosísima suite. Todo ello forma parte de un proyecto que algún día escribiré, una especie de “Traducción Infiel de Thick as a brick del señor Ian Anderson”. Para ello, como un tirano reyezuelo bananero, tengo trabajando a mi amiga Cristina en el estudio del fascinante periódico-portada así como en los recovecos infinitos que se esconden tras el complejo poema. Por de pronto, para esta primera aproximación, me he valido de la estupenda aportación de nuestra mexicanita tulliana, Gabriela Guardiola, que tuvo las agallas de traducir la complejísima letra. Por ello y por esos platos tan exquisitos de comida mexicana que prepara como nadie…

1 – Really don’t mind if you sit this one out. El rasgueo de guitarra ya mítico. Los tres primeros minutos constituyen el principio de la magia: Guitarra acústica, suavidad y recordatorio. “Mis palabras no son más que un susurro, tu sordera un grito”. La constatación, en todo caso, del onirismo que presidirá toda la canción: “Soy un mal sueño que justo tuve hoy”.
2 – See there! A son is born. Allegro eléctrico y excesivo. Nacimiento del hijo que se declara apto para luchar. Desarrollo instrumental al final con una lucha enérgica entre un órgano letal reverberando deliciosamente y un riff tremendo de Martin Barre.
3 – The Poet and the painter. Relax. Aparición estelar de la flauta que conduce la hermosísima melodía de manera creciente. “El poeta levanta su pluma mientras el soldado enfunda su espada”. Toda una declaración de principios.
4 – The cattle quietly grazing. Segunda parte del movimiento anterior. El final resulta tremendamente significativo: “el poeta enfunda su pluma mientras el soldado levanta su espada”. Se acercan los problemas: el caos: la violencia.
5 – What do you do when the old man’s gone. La flauta y el órgano siguen luchando en un encarnizado combate. Ian Anderson nos advierte de los conflictos que aparecen (en la vida, en el mundo, en el interior de las personas): “el torbellino te despista”. Una flauta suave es el preludio de la locura.
6 – I’ve come down from the upper class. Una coda musical repetitiva se adueña de la situación al grito de “adelante, criminales”. La flauta toma posiciones y gana batalla tras batalla. “Los juzgaré y me aseguraré de que nadie me juzgue a mi”.
7 – You curl your toes in fun. Una caja de música. Un minuto precioso con guitarra acústica, vibráfono juguetón y exquisito juego de voces. El carácter lúdico (casi como una nana sacrílega) toma forma desde el primer verso: “retuerces los dedos de los pies divirtiéndote”.
8 – So come on ye childhood heroes!. “¡Adelante, héroes de la infancia!” Plenitud de voz, flauta y guitarras. Perfecto colofón de la primera parte para enganchar, sin solución de continuidad, con la segunda. “Tendremos a Superman de presidente, permitan a Robin salvar el día”.
9 – See there! A man is born. Comienzo fuerte, eléctrico, extrañamente cacafónico. Cuatro minutos de caos adornados con un alucinante solo de batería que enmarca el babélico fragmento. El tema llega a la cima del onirismo musical y literario, especialmente con el recitado de Anderson en la parte final. Ya no hablamos del niño del principio. Ahora, es un hombre el que ha nacido. Y si al hijo le declaraban apto para la guerra, al hombre le declaran apto para la paz… Hay una explicación tan lógica como perversa: “le enseñaremos a ser un hombre sabio, a saber engañar a los demás”.
10 – In the clear white circles. Vuelve el maravilloso rasgueo acústico del tema principal. Regresa la aparente normalidad. Es la misma melodía pero, a la vez, completamente distinta.
11 – The legends (worded in the ancient tribal hymn). El listón literario no deja de subir: “Las leyendas yacen acunadas en la llamada de las gaviotas”. Especie de oración blasfema que anuncia uno de los momentos culminantes de la suite…
12 – The poet and the wise man. Tal vez la melodía más preciosa. “El poeta y el hombre sabio permanecen detrás de la pistola”. Do you believe in the day? El tempo acústico, épico y majestuoso llega a un cima inalcanzable. La flauta y el órgano vienen de otros mundos directamente. La poesía es casi intraducible: se perdería toda la musicalidad: Soft Venus (lonely maiden) brins the ageless one.
13 – Let me tell you the tales of your life. Vuelve la agresividad, tanto en la letra como en la música. “El deseo de asesinar o ser asesinado”. Corte eléctrico con un comienzo instrumental apabullante. “Las aceras están vacías: los desagües llevan líquido rojo mientras el loco brinda por su dios en el cielo”.
14 – So! Come all ye young men. Se acerca el final. La flauta se vuelve loca, unas melodías medievales se mezclan con cantos tribales. Anderson pide a los jóvenes unir sus voces en un coro infernal. “Los relámpagos del verano arrojan sus rayos sobre ti y la hora del juicio se acerca”. En el intermedio nos pide permiso para recoger a nuestros muertos. Es evidente que el final se acerca. Reclama, de nuevo, ayuda. “Adelante, héroes del cómic”. Sin duda, la parte más progresiva del disco. La banda arremete con fuerza en la recta final en perfecta sincronía, como una maquinaria de precisión suiza. Todas las melodías que han ido apareciendo resurgen en un maremágnum apabullante con todo el grupo al galope. Anderson, como en la primera parte, vuelve a reclamar a Superman como presidente. Una orquesta sinfónica sobrevuela con sus violines de ultratumba.
15 – So you ride yourselves over the fields…. Regresamos al principio. La guitarra acústica de Anderson nos devuelve al camino y el círculo se cierra prodigiosamente. “Y sus hombres sabios no saben lo que se siente siendo estúpidos como un ladrillo” (o tercos como una mula, obtusos como zoquetes, duros de mollera: las posibles traducciones de “thick as a brick” son casi infinitas y apenas hemos comenzado…..).

Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


marzo 2007
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