Me marcho unos días a la ciudad blanca, un sitio mágico impregnado de saudade donde necesito perderme periódicamente y donde tal vez necesite perderme para siempre. Algo que, ni mucho menos, descarto. Mientras tanto, dejo de dar la lata por un tiempo y comienzo a replantearme muchas cosas respecto al futuro de este blog. De todas formas, sí que me atrevo a pedir un pequeño favor: en mi ausencia, regadme las plantas de mi casa, please. No os llevará mucho tiempo. Gracias anticipadas.