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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

ADÉU, WOODY

Publicado en El Norte de Castilla el 6 de diciembre de 2007

Woody Allen no volverá a rodar en España ninguna película. Jaume Roures, el productor español con el que tiene firmado un acuerdo para tres films, ha denunciado presiones mezquinas durante el rodaje de “Vicky Cristina Barcelona” y ha comunicado que las dos películas restantes se rodarán fuera de nuestro país. Imagino que muchos se habrán quedado ya a gusto. Desde el preciso instante en el que el genio neoyorkino aterrizó en Barcelona, el show protagonizado por los populares de la boina y los nacionalistas de la barretina ha rozado el esperpento. El mismo día 9 de julio, mientras Scarlett Johansson rodaba sus primeras escenas en la Barceloneta, la concejala del PP, Ángels Esteller, recriminaba el provincianismo del Govern catalán y la excesiva publicidad otorgada a Woody Allen mientras que su presidente pedía que se hiciese pública la cantidad exacta que se había destinado a la película y criticaba el espectáculo lamentable de políticos dándose codazos por salir en la foto con el director judío. “Barcelona no da muestra de su imagen de capital abierta y cosmopolita, sino la de una ciudad provinciana”, llegaron a decir. Jaume Roures se ha limitado a declarar que la película ha tenido las mismas ayudas que cualquier otra del sector. Por su parte, el alcalde de Barcelona ha asegurado que la cantidad invertida no llega al millón de euros y que se trata de una inversión por lo que “existe la opción de recuperar parte o la totalidad”. Eso sin contar con la ocasión única para Barcelona de vender su imagen en todo el mundo. Todo esto no lo han debido de entender los políticos cazurros obsesionados con el tema de las subvenciones y, sobre todo, con el hecho de no haber podido hacerse ellos la foto junto al gran Woody. Pero es que las presiones bastardas han debido de ir mucho más lejos. Al parecer, el sector duro nacionalista intentó que el director cambiase el guión para que la protagonista, en vez de llegar a Barcelona con el fin de asistir a clases de cocina, lo hiciera para hacer cursos de catalán. La comunidad cinéfila ha asistido sonrojada a esta particular ceremonia de la confusión. La mayoría lamenta la ocasión única perdida. Hay que recordar que ésta era la primera vez, a excepción de la trilogía londinense, que Allen rodaba una película entera fuera de Nueva York. El sector crítico, el más próximo a la barretina, da coces diciendo que Woody es un desagradecido, un director petardo y un personaje patético que siempre hace la misma película. Excusas pueblerinas de un nacionalismo excluyente y senil. A mí me recuerdan las manifestaciones de los franquistas cuando criticaban a Picasso y decían que era un pintamonas y que, para pintar esos cuadros, se quedase en París. Woody Allen siempre ha sido un tipo discreto y ha preferido no hacer declaraciones aunque no quiero ni imaginarme el bochorno que habrá sentido al ver a los politicastros de turno tirándose de los pelos por estar junto a él, a la prensa del corazón escarbando en los alrededores del rodaje y a los nacionalistas intentando arañar algún voto de forma miserable. Ya lo han conseguido. Jamás podremos volver a disfrutar en nuestro país de uno de los pocos genios que quedan en el mundo. Nos conformaremos, eso sí, con esperar el estreno de “Vicky Cristina Barcelona”. Un título, por cierto, escalofriante y que parece haber sido puesto a punta de pistola. El triunfo pírrico de la barretina, vaya.

Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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