Tengo la buena costumbre de leer una novela negra de vez en cuando. Acercarse al polar francés suele, además, proporcionarme momentos memorables. Con “Tarántula” ha vuelto a suceder. Thierry Jonquet es uno de los máximos exponentes de la literatura negra francesa contemporánea, alguien que acostumbra a enfrentarse a la novela criminal desde perspectivas transgresoras y arriesgadas. En “Tarántula” nos cuenta la historia de un famoso cirujano plástico y de dos mujeres enclaustradas: la primera, su hija, encerrada en un manicomio; la segunda, Eve, una femme fatale obligada a prostituirse. A este original y siniestro triángulo protagonista se une Alex, un joven ladrón que ha sido identificado por las cámaras de seguridad de un banco y que necesita urgentemente los servicios de un cirujano plástico. Lo que empieza como un relato gótico acaba desembocando en una oscura telaraña de violencia, degradación humana, perversiones sadomasoquistas, venganzas y crímenes. Una novela ácida, escabrosa, turbulenta y sorprendente que hurga en el horror y en las sombras de la conducta humana. Un sórdido cuento (in)moral cocinado con ingredientes hiperrealistas de locura, suspense y pasión. Un relato tan voraz e intenso, tan fetichista y perverso, que ha llamado la atención de Pedro Almodóvar (hasta el punto de comprar los derechos cinematográficos de la novela). Sospecho que el siguiente capítulo de “Tarántula” se escribirá en las pantallas de cine. Al tiempo.