Me apasionan todas las historias que tienen que ver con el Valladolid de la Corte, esos mágicos años (de 1601 a 1606) en los que Valladolid se convirtió en la capital del mundo, en el centro de la moda, de la literatura y del arte. La capital del imperio más poderoso del orbe, aquel en el que no se ponía el sol. La ciudad donde nació Felipe IV y su hermana Ana de Austria, futura reina de Francia, madre de Luis XIV (y, para los que creemos en la literatura y en el cine, enamorada de D’Artagnan). Por aquellas calles de Valladolid pasearon Cervantes, Quevedo, Góngora o Shakespeare. También Rubens. De una carta que en 1603 envió el duque de Mantua con el fin de que Rubens, en visita diplomática a Valladolid, retratase a la dama más hermosa de la corte, nace la interesantísima novela gráfica histórica “Las tres maldiciones de Úrsula Brull”, guionizada por David Rodríguez e ilustrada por Francisco Tapias. Por el camino, Hitler, Napoleón y Bin Laden, tienen también algo que decir. De todas formas, la magia del relato se centra en el fascinante viaje temporal por la corte vallisoletana, con una documentadísima plasmación de la época. Desde luego, si Rubens hubiese preguntado a mi amigo Bosco no habría tenido tantos problemas para encontrar a la dama más hermosa de la Corte. El mercenario del Dux le habría hablado de la simpar Ana de Souza….