Publicado en El Norte de Castilla el 24 de abril de 2008
Todos los años lo mismo, el día del libro, una rosa y después el olvido.
Melancólico, diastólico y simbólico.
Una novela a la luz de la vela.
Que sí, que sí, cada año nos lo dicen, nos lo cuentan, nos lo sueltan:
el 23 de abril murió Cervantes.
Eso fue antes.
Antes del bing-bang, antes del ying y del yang.
Que sí, que sí, que los libros son vida, si te lo propones;
que los libros son vida, si te pones.
Un libro es un recuerdo, un libro es serenidad, un libro es la conciencia.
Secuencia, urgencia y demencia.
Un libro es la mejor forma de viajar, un libro es un baile, un libro es herencia.
Frecuencia, trasparencia y experiencia.
Un libro es un elogio, un libro es el mejor amigo, un libro es un camino:
de Italo Calvino a Paco Pino, es mi sino, mi destino.
Un libro es una puerta, es un beso, es una estrella.
Centella, plebeya, onomatopeya: kikirikí, el gallo está aquí.
Leer es el principio y el fin,
es convertirte en el marqués de Bradomín,
encontrar el tesoro del capitán Flint.
Un libro te lava los pecados,
un libro es la película en la que siempre te llevas a la chica,
un libro, de hecho, es la mejor sesión de cine al aire libro.
Por derecho.
Porque es imposible que existan dos personas que lean el mismo libro.
No seas gañán, lee a D’Artagnan.
No seas gañán, sé D’Artagnan.
De Cortázar, “El perseguidor”, éste sí, éste no, éste me lo leo yo.
Para regalar, “El cuarteto de Alejandría”.
Para estar acompañado, “Cien años de soledad”.
Para escalar montañas, “Pedro Páramo”.
Para ver la vida en colores, “El corsario negro”.
Para viajar en autobús, “Zazie en el metro”.
Para la biblioteca, “El nombre de la rosa”.
Para escuchar a Vivaldi, las “Sonatas”.
Para ser del Milán, “Rojo y Negro”.
Para rezar en discotecas, “Memorial del convento”.
Para ladrar a la luna, “La piedra lunar”.
Para no sentirte una cucaracha, ”La metamorfosis”.
Para las clases de esgrima, “Los tres mosqueteros”.
Para viajar, “La vuelta al mundo en 80 días”.
Para comer una baguette, “Notre Dame de Paris”.
Para ella, “Madame Bovary”.
Para él, “La invención de Morel”.
Para ganar el mundial, “La vida exagerada de Martín Romaña”.
Para no olvidar, “El conde de Montecristo”.
Para los géminis, “Doctor Jeckyll y Mr. Hyde”.
Para el mestizaje, “El señor de los anillos”.
Para todas las cosas, “La vida instrucciones de uso”.
Uso, uso, uso, un abuso, del recluso, del obtuso, del intruso.
Abre el libro, sólo es un rato,
con un seis y un cuatro hago tu retrato,
hoy en esta isla ha ocurrido un milagro.
Lo oíste de pequeño: todo está en los libros, todo está en los libros, todo está en los libros, auan ba buluba balam bambú.
Bambú, dame bambú.
Un libro es una escuela de cocina,
una escuela de calor,
es un tatuaje
y un beso benefactor.
Un libro es un abrazo calentito, un piquito, un cortacircuito, un ejemplo tripartito:
Quijote, Regenta y Principito, pito, pito, gorgorito.
Un libro no es un lamento, lo lamento.
Es una gota de lluvia en el cristal
y gota a gota el mar se agota.
Un libro es llorar, es soñar, es besar, es parar el tiempo en un reloj, es un fuego que te quemará las venas.
Serena, sirena, verbena, dale a tu cuerpo alegría Macarena.
Perrea, perrea, la suerte de la fea la guapa la desea.
Un libro es el recuerdo de la niña bonita,
de la niña veneno,
el recuerdo de Fa, los limones salvajes del Caribe,
una novela con detective.
No seas gañán, lee a D’Artagnan.
No seas gañán, sé D’Artagnan.
Los libros son vida, si te lo propones;
los libros son vida, si te pones.
No salgas del libro: sé el libro, my friend.