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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

CRUZADA LITERARIA

Publicado en El Norte de Castilla el 1 de mayo de 2008

Existen distintas formas de soñar, de construir con la imaginación caleidoscopios fantasiosos, de levantar barricadas contra el monstruo de largas y afiladas uñas de la ignorancia. En los últimos días, envuelto en los fastos que conmemoran cada año el día del libro, he escuchado dos noticias que me han hecho entregarme a una cruzada literaria perfumada de derrota (por los tiempos que corren) pero tremendamente atractiva, nostálgica y heroica. Recuerdo, como si fuese ayer, el tacto de los libros de Bruguera que leíamos los chicos de nuestra generación en la inolvidable colección ‘Historias Selección’. Casi todos aprendimos a leer (y a soñar con viajes a la luna o con tesoros de piratas) gracias a aquellos míticos libros tan característicos, con sus sesenta páginas ilustradas y sus lomos con los protagonistas de la novela. La innovadora y revolucionaria combinación de texto y cómic gozó de un éxito inesperado, lo que obligó a la añorada Bruguera a publicar más de cien títulos en los treinta años de vida de la colección. Jamás hemos vuelto a leer con tanta pasión, a sentirnos tan vivos, a experimentar mayor capacidad de sorpresa y fascinación. Todos mis mitos se esconden en el apergaminado recuerdo de aquellas páginas de papel amarillento: ‘Moby Dick’, ‘La isla del tesoro’, ‘Sandokán’, ‘Los tres mosqueteros’, ‘Robinson Crusoe’. Forman parte de nuestra cultura y son el testimonio emocional de la mejor época de nuestra vida. Al volver a ver esta colección en las librerías se nos ilumina la cara porque una parte muy importante de nuestra infancia regresa de repente. Son esos mismos libros que tantas generaciones han tenido en las estanterías de sus casas (en muchos casos, los únicos libros) y que nos iniciaron en la lectura a la mayoría. Y si esta operación-nostalgia falla, siempre nos quedará la gente del Proyecto Fahrenheit 451, una asociación que aspira a convertir a las personas en auténticos libros y que no olvida que la narración oral es el verdadero origen de la literatura. Ya saben que Ray Bradbury imaginó un mundo espeluznante en el que los libros estaban prohibidos y los bomberos se dedicaban, paradójicamente, a quemarlos (451 grados en la escala Fahrenheit es la temperatura a la que arde el papel). En esa sociedad futura (que tal vez esté más cerca de lo que muchos piensan), unas pocas personas resistían y lo hacían aprendiendo cada una de ellas un libro. Esta asociación nos recuerda que hubo un hombre llamado Gutenberg y unos excelsos copistas que elaboraron bellísimos manuscritos en los monasterios, pero también nos recuerda que el poder siempre ha tenido miedo al saber y que hombres poderosos han prohibido, escondido y quemado libros, que muchos poetas y maestros han sido asesinados y que las bibliotecas son uno de los primeros objetivos de los bárbaros. Nos recuerda que la lectura es un bien del que nadie puede prescindir; que es un derecho humano que debería estar en todas las constituciones; que ellos son sólo, como los héroes de Fahrenheit, sobrecubiertas para los libros; que las palabras, en fin, poseen todas ellas un color, un sabor, una textura, una fragancia y un aroma. Los libros de nuestra infancia y personas-libro: dos cruzadas literarias con un único objetivo, defender los libros y denunciar el error y el salvajismo de los que destruyen las bibliotecas. Desde la de don Quijote a la de Sarajevo o Bagdad. Porque, como decía Heine, «quien quema libros termina tarde o temprano por quemar personas».

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Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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