Saben a televisión en blanco y negro, a Festival de Viña del Mar o de San Remo, a lisérgicos experimentos con el zoom, a veranos gloriosos y muy antiguos. Hoy en día pueden resultar horteras. La canción es viejita pero resiste el tiempo. Sobre todo, en mi memoria. Detrás de Matia Bazar se escondía una exótica belleza que desató las hormonas de nuestros quince años. Che bella canzone e che bella ragazza, Antonella Ruggiero. “Sólo tú, a mi lado, haces bello lo mejor de mi pasado. Sólo tú sabes darme cosas nuevas solamente con mirarme. Nunca estuve tan feliz como ahora junto a ti. Sólo tú, noche a noche, me das luz para encender un día más”. Algún día tendré que explicar lo que significa esta canción para mí y la suerte que me ha dado en la literatura. El mercenario del Dux lo sabe muy bien.