Nunca imaginé que dedicaría un “disco de la semana” a un triunfito. Todo lo que huele a Operación Triunfo se aproxima apestosamente a la basura, con sus canciones chicle, su marketing salvaje, su utilización bastarda de la TV y de un publico fácil, su mafioso acaparamiento del mercado. Sin embargo, alguien me recomendó el disco de Nika, una joven madrileña que participó en la segunda edición de OT. En su momento, al calor del programa musical (ya saben, estrujar la gallina de los huevos de oro antes de tirar a la basura a los chicos), Nika editó un disco. Cuatro años después, la cantante se ha cortado y teñido el pelo, se ha apropiado de un look atrevido, nos ha enseñado sus tatuajes en un par de sensuales y provocativas sesiones fotográficas y nos ha sorprendido con un disco sobresaliente. Ahora, desde una compañía pequeña, fuera de los circuitos, y alejada de la imagen de triunfita, Nika ha destapado su alma rockera y rebelde, regalándonos un disco guitarrero, arriesgado y oscuro, agresivo y enérgico, con letras dramáticas repletas de desamor y rabia. Dicen las malas lenguas que están dedicadas a cierto famosísimo cantante español con el que Nika mantuvo una relación (el no haber querido promocionarse con este asunto dice, desde luego, mucho de su independencia e integridad). Lo más sorprendente, en todo caso, es que casi la totalidad de temas son de su autoría, destacando tres preciosas baladas y un par de temas rockeros en la línea de una Alanis o una Sheryl Crown. Otro buen par de temas de sus productores y dos prescindibles versiones, redondean un sorprendente disco que, sin duda, mejora con las escuchas. Mitad demonio, mitad ángel. Un cruce de Sharleen Spiteri y Chrissie Hynde. Una enfermera del infierno con tridente. Una chica mala con el corazón roto que intenta arrancarse el dolor de encima. Todo eso y más se encuentra en Nika. “Desde Madrid” en un disco hecho con el alma, repleto de canciones escritas con el único fin de arrancar el dolor, de olvidar los abrazos rotos. Rock, baladas y un pop muy enérgico. La chica mala te pide un favor: llévate todo su dolor. Ella sabe mejor que nadie que el pasado nunca vuelve pero deja cicatrices. Por eso el dolor sigue recreándose en sus heridas. Letras escritas sin pudor. Pedazos de rabia hechos música. Un disco, desde luego, a años luz del resto de los triunfitos. Desgraciadamente, casi nadie lo conoce y apenas la contratan. Arrastra el estigma de haber estado en el infame concurso. La sombra de OT es demasiado alargada.