“El lugar elegido para el duelo estaba a unos ochenta pasos del camino en el que habían dejado sus trineos, en un pequeño claro del pinar cubierto de nieve que se había derretido con el clima más templado de los últimos días. Si Pierre no se hubiera casado. Si Elaine no hubiera hecho trampas. Si Pierre no hubiera perdido los nervios. Hay demasiados síes en esta vida”. Veremos el duelo en nuestra próxima lectura de “Guerra y paz”. Es una ironía, ¿no? Como si en este universo paralelo al que llamamos realidad tuviéramos escrito nuestro propio duelo. Te hace pensar en quién escribió el libro.