Es mi poeta de cabecera. Al que recurro cuando necesito paz y serenidad, el que sabe envolverme con un tsunami de amor y saudade, el que me acuna con su voz ronca, densa, sobrenatural, drogada de nicotina y alcohol, el que me adoctrina con sus letras épicas y profundamente poéticas. En estos días de crisis, desasosiego y matanzas de inocentes, escuchar esta canción es como leer la Biblia. “First we take Manhattan” es un preciosísimo y aterrador himno apocalíptico perteneciente a “I’m Your Man”, lanzado en 1988. El disco evoluciona a un sonido de pop sintético que poco tiene que ver con el de los primeros álbumes del poeta canadiense. Desaparecen casi por completo las guitarras para dar paso a los teclados mientras que la voz y coros adquieren nuevos matices en esta música más maquinal. Se trata de un tema crítico con el sistema empresarial y financiero, especialmente con su antigua compañía discográfica que lo abandonó tras veinte años de relación comercial. De todas formas, el tono apocalíptico e iluminado de la canción la convierte en una sátira de los fascismos, de los totalitarismos, de las dictaduras, de los que nos imponen modas, de los simbolismos que utilizan los fascismos y de los simbolismos que utilizan los dictadores para controlar al pueblo, una fiera crítica a la sociedad occidental, al consumo, a las modas. Leonard Cohen es un visionario. No es extraño que esta canción se convirtiera para muchos en un himno a partir del 11-S (curiosamente este vídeo, una versión semi-live, una interesantísima versión alternativa del videoclip original, comienza con una imagen de las Torres Gemelas y de un avión). Lo dicho, un visionario y uno de los poetas de mi vida.
Me sentenciaron a veinte años de aburrimiento.
Por intentar cambiar el sistema desde dentro.
Ahora vuelvo, estoy volviendo para recompensarlos.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlin.
Camino guiado por una señal del cielo.
Camino guiado por esta marca de nacimiento sobre mi piel.
Camino guiado por la belleza de nuestras armas.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlin.
Me gustaría realmente vivir junto a ti, cariño.
Amo tu cuerpo, y tu espíritu, y tu ropa.
Pero, ¿ves esa fila allí que se mueve atravesando la estación?
Te lo dije, te lo dije, te dije que yo era uno de esos.
Tú me amabas como a un perdedor
pero ahora te preocupa que pueda ganar.
Tú sabes la forma de detenerme
pero no tienes la disciplina para hacerlo.
Cuántas noches recé pidiendo esto: dejad que mi trabajo comience.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlin.
No me gusta tu negocio de moda, tío.
No me gustan esas drogas que te mantienen delgado.
No me gusta lo que le sucedió a mi hermana.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlin.
Y gracias por esos artículos que me enviaste.
El mono y el violín de madera contrachapada.
Practiqué cada noche y ya estoy preparado.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlin.
Recuérdame, solía vivir para la música.
Recuérdame, te ayudaba a llevar las bolsas de la compra a casa.
Es el día del padre y todo el mundo está herido.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlin.