El triple disco “Wings Over America” se convirtió, desde su lanzamiento, en uno de los mejores discos en directo de la historia del rock. Reflejaba una mastodóntica gira mundial que pasó por Europa, Australia y desembocó en Estados Unidos. 28 canciones, una película y un buen puñado de invitados de lujo apareciendo por el backstage. Muchos decían que Paul McCartney había muerto y otros, con el fin de enfrentarlo a Lennon, le acusaban de blando y repetitivo. La realidad es que McCartney siguió componiendo algunos de los mejores himnos de la historia del pop-rock y lo hizo dentro de otra legendaria banda: los Wings. Durante toda la década de los 70, los Wings parieron un buen puñado de inolvidables discos que desembocaron en este grandioso triple en directo en el que Paul McCartney nos cantó, con una energía desconocida y tocando el bajo de forma potentísima, como jamás hasta entonces le habíamos escuchado, temas inolvidables como “Maybe i’m amazed”, “Silly love songs”, “Listen to what the man said”, “My love”, “Letting go” o “Band on the run”, junto a algunos míticos temas de los Beatles que Paul, hasta entonces, se había negado a cantar (“Lady Madonna”, “The long and winding road” o “Yesterday”). Dicen que una vez preguntaron a un tipo por los Beatles. “Es el grupo que tenía Paul McCartney antes de los Wings”, contestó de forma tal vez algo excesiva. Lo cierto es que la leyenda de los Beatles eclipsó la trayectoria inmaculada e inolvidable de los Wings durante toda la década de los 70. Después de “Over America” todavía llegarían algunas pepitas de oro como “Mull of Kyntire” (el single más vendido de la historia de Gran Bretaña) y “Goodnight Tonight”. Y, tras la disolución de los Wings, McCartney continuaría con su exitosa carrera en solitario regalándonos tontas canciones de amor que siguieron enamorando a millones de parejas. Pero ésa ya es otra historia.