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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

BEN-HUR CUMPLE 50 AÑOS

EL TRIUNFO DEL CINE ESPECTÁCULO: Publicado en el suplemento ARTES de El Norte de Castilla el 5 de septiembre de 2009.

La cosecha cinematográfica de 1959 fue memorable. El tío Oscar, sin embargo, sólo tuvo ojos para una película que narraba la historia de un judío coetáneo de Jesucristo. La superproducción “Ben-Hur” fue la película más grande y de mayor presupuesto jamás rodada y acabó recibiendo 11 Premios de la Academia (durante cuarenta años, hasta “Titanic”, ninguna película pudo igualar tal cantidad de estatuillas). La historia que nos cuenta la película es bien conocida: las aventuras de un noble judío, Judá Ben-Hur, que es traicionado por Messala, tribuno romano amigo de la familia. Siguiendo un paralelismo con la vida de Jesús (quien aparece repetidamente a lo largo del film aunque, de forma muy acertada, nunca se muestra su rostro), Ben-Hur acaba como esclavo y condenado a galeras (donde sólo se le conoce como número 41), mientras su madre y su hermana contraen la lepra en prisión. El sentimiento de venganza en Ben-Hur, como en el conde de Montecristo, es el que acaba manteniéndole vivo: “Tus ojos están llenos de odio, número 41. Esto es bueno. El odio ayudará a conservarte vivo”. El auténtico juicio de Dios terminará plasmándose, de manera simbólica, en la famosísima carrera de cuadrigas.

La historia nació en la novela publicada en 1880 por Lew Wallace y, de inmediato, se convirtió en un rotundo éxito. En 1899 fue musical de Broadway y en 1907 se rodó una versión muda en cine, de apenas 15 minutos, y sin los derechos del autor. La Metro Goldwin Mayer se hizo con ellos y, en 1927, estrenó un film dirigido por Fred Niblo y con Ramón Novarro como protagonista. Por fin, en 1959 aparecía la obra maestra de William Wyler. Con posterioridad, en 2003, hubo una adaptación en dibujos animados (en la que el propio Charlton Heston puso la voz al protagonista). Actualmente está en pleno proceso de rodaje una nueva versión dirigida por Steve Shill. Se trata de una coproducción en la que participa España (trabajan, entre otros, Simón Andreu, Lucía Jiménez y Miguel Ángel Muñoz). Por fin, este mismo mes, en plena conmemoración de los fastos del 50 aniversario, se estrenará Ben-Hur Live, un mastodóntico show (con la carrera de cuadrigas en directo), publicitado como el mayor espectáculo del mundo.

Las diferencias entre la novela y la película no son muchas pero sí significativas. En el libro, Messala es más malvado y pérfido, de hecho sobrevive a la carrera de cuadrigas y contrata a asesinos para matar a Ben-Hur. Además no aparece un personaje trascendental de la novela, Iras, amante de Messala y verdadera antagonista de Ester. Hay muchas otras diferencias pero la historia esencial se mantiene, así como la marcada religiosidad de la obra y la trascendencia otorgada a la carrera de cuadrigas. Con los derechos ya adquiridos gracias a la versión de 1927, la Metro Goldwin Mayer tiró la casa por la ventana. Se hicieron más de 100.000 diseños de vestuario, se utilizaron 50.000 extras y 3.000 decorados finales. Se construyeron 500 estatuas de tamaño real más otras cuatro estatuas de 90 metros de altura para imitar el antiguo circo de Antioquía. Mil obreros excavaron una cantera para aplanar ocho hectáreas de pista y construir graderíos para 15.000 personas. El rodaje se alargó durante diez meses en 300 escenarios diferentes. La producción, en fin, fue tan complicada que se dispararon los costes de producción alcanzándose la cifra final, escandalosa para la época, de quince millones de dólares.

El casting, durante los meses de preproducción, fue otra carrera a muerte en Hollywood. Para Ben-Hur se pensó, como en casi todos los casting de la época, en Marlon Brando. Muchos actores estuvieron en el punto de mira pero, finalmente, los responsables parecieron inclinarse por Rock Hudson como Ben-Hur y Charlton Heston como Messala. Sin embargo, a última hora, el gran éxito de “Los diez mandamientos” provocó que el Moisés-Heston se hiciera con el papel principal. Asimismo, tuvieron la feliz ocurrencia de que los personajes judíos los interpretaran actores americanos y los personajes romanos actores británicos (el papel de Messala recayó en el actor irlandés Stephen Boyd). Muchos fueron los problemas que William Wyler tuvo con la interpretación de Charlton Heston, quien parecía no tomarse muy en serio los rodajes. En las escenas de acción, el atlético actor dio el do de pecho; sin embargo, la conocida inexpresividad de Charlton Heston en las escenas dramáticas se volvió en su contra. La historia de amor con Ester resultó un parche perfectamente prescindible pero la relación amor-odio entre Ben-Hur y Messala requería una buena interpretación dramática y sentida. Stephen Boyd tuvo el mismo problema. Dicen que el escritor Gore Vidal aconsejó al actor irlandés que enfocase su relación hacia Ben-Hur como una relación homosexual, como alguien que esconde un oscuro deseo y admira y quiere a Judá profundamente. Por supuesto, Charlton Heston, que siempre se enfureció cuando le hablaban de una cierta relación homosexual entre los protagonistas, jamás se enteró de ello. El caso es que, a pesar de sus carencias, arrebató el Oscar al Jack Lemmon de “Con faldas y a lo loco” y al James Stewart de “Anatomía de un asesinato” (la memorable interpretación de Cary Grant en “Con la muerte en los talones” ni siquiera fue nominada). Los músculos de Charlton Heston, la espectacularidad de una película que asombró al mundo y una carrera de cuadrigas inolvidable consiguieron el milagro. Las simbologías hicieron el resto: los caballos blancos (el bien) contra los negros (el mal), los judíos contra los romanos y la rebelión frente a la dominación. La carrera, transformada en verdadero juicio de Dios, se convirtió en un complicadísimo rodaje que duró tres meses para doce minutos de secuencia. Wyler supervisó el rodaje pero fueron Andrew Marton y Yakima Cannutt, encargados de la segunda unidad, los que dirigieron la famosa carrera de cuadrigas, auténtica síntesis del conflicto y punto culminante de un film épico. El resto es conocido. Ben-Hur es blanco y negro, todo y nada, romanos y judíos, creyentes y ateos. Es religión, justicia, odio, venganza, amor. Es la vida misma.

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Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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