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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

LA Ñ INSPIRADORA

Publicado en El Norte de Castilla el 1 de octubre de 2009

“Echo de menos tiempos futuros», fue la contestación que dio una divertida y lúcida Ana María Matute a la pregunta de si echaba de menos tiempos pasados. Esa fue una de las muchas perlas que se pudieron escuchar en el Hay Festival de Segovia durante el pasado fin de semana.

Bill Clinton calificó en su día el Hay Festival como el Woodstock de la mente. Hablamos de un festival literario y artístico que nació hace más de 20 años en Hay-on-Wye, una población de Gales de apenas 1.500 habitantes conocida como la ciudad de los libros ya que cuenta con 41 librerías. Durante todo estos años, los mejores escritores, cineastas, músicos y artistas han pasado por allí, y ha sido tal el éxito obtenido que ha comenzado a organizarse por todos los rincones del planeta, estableciéndose subsedes en muy distintos países del mundo. En Segovia, desde hace cuatro años, tiene lugar un Hay Festival perfecto para disfrutar de cuatro días de conversación, cochinillo y la mejor música. Este año ha habido actividades de todo tipo repartidas en 62 eventos. Un verdadero y auténtico derroche de inquietud y pasión por la palabra y la creación capaces de convertir a la ciudad del Acueducto en la verdadera capital de la literatura. Porque el Hay Festival es, sobre todo, una fiesta con autores que llegan de muy variados lugares y pasean con toda naturalidad por las calles de Segovia. En cualquier rincón te puedes encontrar a alguno de ellos. Este año han desfilado gente como Luis Goytisolo, Monica Ali, Claudio Magris, Álvaro Pombo, Ana María Matute y Martin Amis, entre otros muchos. En cuatro días intensos ha habido tiempo para citarnos con las notas musicales de Philip Glass, Russian Red o Courtney Pine. También para enredarnos en una interesante programación de artes visuales, exposiciones de fotografía, talleres literarios, proyección de películas, catas de vinos, visitas guiadas por la Segovia de Antonio Machado, mesas redondas de todo tipo, conversaciones en llamas de cineastas consagrados como David Trueba e Isabel Coixet (ejerciendo más que nunca como literatos) y un largo etcétera. Eso sin olvidar el Hay Festivalito, con una programación específica para los niños, con talleres de magia, vampiros, fantasmas, muerdepáginas y visitas muy especiales a templetes mágicos donde habitan personajes como Blancanieves o Caperucita Roja. Pero lo más destacado y reseñable de todo ha sido el reencuentro con amigos, hasta el punto de convertirse Segovia durante un par de días en una especie de sucursal de la Valladolid literaria. Se supone, en fin, que uno había asistido a la fiesta de los libros con el compromiso de participar en una mesa redonda formada por autores de Castilla y León bajo el poético y desconcertante título de ‘La Ñ inspiradora’. Lo mejor: el haber conocido y haber sido fotografiado por el mítico Daniel Mordzinski, un tipo cuyas fotografías me han enamorado y acompañado desde siempre. Lo peor del encuentro: volver a caer en la trampa y tener, una vez más, que lanzarme al ruedo a defender a capa y espada (no hay mejor forma de hacerlo) la novela de género. Parece que, a estas alturas, todavía no me he dado cuenta de que es una batalla perdida. Ni aunque tenga de mi lado a D’Artagnan.

Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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