En el recién concluido Festival de Novela Policíaca “Getafe Negro” ha sido amplio objeto de debate. Han dicho de ella que es la mejor y más revolucionaria serie de televisión de la historia. Que es vibrante y magistral. Una obra de arte.
El enfoque es tan complejo y abarca tantos puntos distintos de vista (desde la mirada de distintos personajes) que resulta dolorosamente real y creíble. En muchos momentos, parece que estamos asistiendo a un documental rodado con cámara oculta. Además, la riqueza en el desarrollo de los personajes y de las situaciones es tan compleja que sería imposible en el formato clásico de las dos horas del cine. En “The Wire” todo está basado en el detalle y, de hecho, un caso (que en cualquier otra serie se despacharía en 50 minutos) dura aquí una temporada entera. En cualquier serie policíaca clásica todo es velocidad, los protagonistas no dejan de hablar y explicar todo en voz alta, los testigos hablan de inmediato, los acusados se desmoronan, los policías no tienen familias, el departamento de Balística funciona como una maquinaria de precisión suiza, los policías llegan a la escena del delito a tiempo. En “The Wire” ocurre todo lo contrario. Los malos a veces son más nobles que los buenos. Los policías tienen problemas, la burocracia es demencial, los superiores están más interesados en su carrera política que en la justicia. Y, al final, los buenos no siempre ganan. De hecho, sus pequeños triunfos, en algunos casos, les cuesta la profesión, incluso la cárcel. Las cinco temporadas en bloque componen un fresco sobre la ciudad de Baltimore aunque cada una de ellas se centra en un aspecto y zona distinta que consiguen diseccionar Baltimore capa por capa: las drogas, el puerto, la especulación inmobiliaria y el blanqueo de dinero, la educación y la prensa. De “The Wire” también han dicho que es el relato más lúcido y pavoroso de los mecanismos de narcotráfico jamás visto. Voy a empezar la tercera temporada y lo hago con miedo. Como aquel que tiene auténtico temor de que algo hermoso e irremplazable finalice para siempre.