EL ENIGMA HARIS
Tal vez será porque cuando fui por primera vez al viejo Zorrilla me enamoré de Cardeñosa. O porque me dolía oír decir a García Traid que no alineaba a un jovencísimo Eusebio ya que no defendía lo suficiente. O será porque cada vez quedan menos futbolistas de esos que parecen de dibujos animados y que elevan un simple juego a la categoría de arte. En un equipo modesto es difícil encontrarse con alguno (el último fue el brasileño Edu) pero a veces surge el milagro. En la actualidad, ese milagro se llama Haris Medunjanin, un futbolista bosnio que, con sólo siete años, tuvo que abandonar su país y coger uno de los últimos autocares que quedaban en un Sarajevo donde estaba comenzando una criminal limpieza étnica contra los musulmanes. Desde el año pasado, Haris forma parte de la plantilla del Valladolid y se ha convertido en uno de esos jugadores magos que tanto escasean y que tan difícil tienen el hacerse un hueco en un deporte cada vez más dominado por el músculo. Es eso que he llamado el enigma Haris y que enlazaría directamente con la clásica y filosófica polémica que enfrenta a menottistas y bilardistas. Ya saben, los defensores del “jogo bonito” frente a los resultadistas. Los amantes del bello desorden, del fútbol de ataque, del lirismo por encima del resultado, frente a los que anteponen la disciplina táctica como fundamento del éxito. Unos defienden la alegría de jugar, el talento innato del jugador, la improvisación de los artistas y otros prefieren la disciplina colectiva a la inspiración y el desorden individual. Ángel Cappa, menottista militante, lo expresaba muy gráficamente: “El menottismo es como los Reyes Magos: uno espera siempre a los equipos de Menotti con ilusión, sin saber lo que le van a traer. Y bilardismo es el señor que le dice al pibe de 4 años: “los Reyes Magos son los padres, así que te doy un pulóver que te hace falta para el invierno y punto”.
En el fútbol actual ganan por goleada los resultadistas así que uno se encuentra en órsay permanente añorando los pases de magia de Laudrup, Maradona, Francescoli o Zidane. ¿Es cierto que la calidad siempre está en entredicho? ¿Debemos valorar más el talento que el trabajo y la constancia? Muchos pensarán que Mendilíbar, entrenador exigente y claro defensor de una idea y concepción futbolística, podría arrimarse más a la orilla bilardista. No lo creo. Pocas veces hemos disfrutado de un entrenador más valiente y pocas veces hemos visto un fútbol tan alegre como el que él nos ofrece. Algunos hablan de que los cimientos básicos de un equipo deben de estar formados por un mago, un duro y un goleador. Y que no debe existir contradicción entre disciplina táctica y lirismo. Creo que Haris puede convivir perfectamente con el esquema. De hecho, comenzó siendo titular. Sin embargo, a la manera repetitiva y manipuladora de Goebbels, muchos sólo saben decir que el chico no se coloca bien y no sabe defender, cosa que es completamente falsa. Está claro que no es Makelele y que, tal vez, resulte difícil ubicarle en el terreno de juego. ¿Es medio centro o media punta?. Haris es un mago y quizá tenga que jugar por donde le dé la gana. Y eso es un serio problema. Es el enigma Haris que ojalá sepa resolver Mendilíbar.