Publicado en El Norte de Castilla el 12 de noviembre de 2009
En 1977, David Bowie andaba instalado en Berlín y compartía piso con Iggy Pop. Ese mismo año, Elvis Presley nos abandonaba para siempre, los Sex Pistols ponían patas arriba el mundo del rock y en España, que sin duda era otro mundo, triunfaba ‘Gavilán o paloma’. En el Berlín gris del muro de la vergüenza, Bowie compuso una de las más legendarias canciones de la historia, un verdadero himno generacional y esperanzador, una canción melancólica, única y mítica en la que colaboraron genios como Brian Eno o Robert Fripp. Aquel himno inolvidable se llamaba ‘Heroes’ y daba título a uno de los discos fundamentales del Duque Blanco. Según confesó con posterioridad, la inspiración le llegó al espiar desde su ventana a dos amantes besándose junto al Muro de Berlín. De todos los lugares en los que se podían haber citado, ¿por qué elegir un banco bajo una torre de vigilancia del Muro? Bowie imaginó que se trataba de un amor de contrabando y que habían elegido precisamente ese lugar como un acto de heroísmo con el que expiar sus culpas y retar al mundo. Porque «la vergüenza está en el otro lado y podemos ganarles por siempre jamás, oh, sí, podemos ser héroes sólo por un día». Aquel verso se convirtió en un verdadero grito contra la opresión, en el triunfo del amor en medio de un lugar prohibido, desesperanzado y peligroso: «We can be heroes, just for one day». El amor y la rabia de los dos amantes contra las metralletas de los soldados de la torre de vigilancia. «Puedo recordar estar de pie al lado del Muro y las pistolas disparando por encima de nuestras cabezas. Y nos besamos como si nada nos pudiera ocurrir».