El Martes de Carnaval, que suena a Valle Inclán y a mascarada, se inventó un nuevo deporte consistente en jugar al fútbol utilizando como balón a las gallinas. ¡Qué vida más jodida la suya! La piel de gallina es el aspecto de la epidermis debido al frío, la pata de gallina es el principio de pudrición de algunos árboles, ser más puta que las gallinas ya sabemos lo que significa. No contentos con hacinarlas y estrujarlas en granjas ahora una panda de niñatos sádicos utiliza a las gallinas como divertimento. El caso lo acabamos de conocer tras la detención de diez personas. Al parecer era tradición en Pedrajas de San Esteban, durante la fiesta de los quintos, robar unas gallinas y luego cenarlas en grupo. Este año, sin embargo, los quintos venían energúmenos así que entraron en la granja, abrieron cuarenta jaulas, sacaron a las gallinas y las mataron en un pinar próximo a puntapiés y a raquetazos. La Guardia Civil se encontró al día siguiente un centenar largo de cuerpos mutilados y una orgía de sangre. Se desconoce si los diez gamberros iban más cargados que la fiambrera de Falete o si simplemente se trata de paletos con menos luces que el coche de los Picapiedra. Sospecho que la gallina Caponata que enseñaba a leer a los niños de ‘Barrio Sésamo’ tuvo que salir corriendo al verles venir y se quedaron ya para siempre con la neurona de un percebe. Es lo que tiene la España ancestral y profunda que de vez en cuando sale a la superficie. Y cuidadito que algunos todavía pueden solicitar que el maltrato a las gallinas sea declarado tradición de interés cultural. Tal vez aquellos que nunca escucharon a Gandhi: «La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que sus animales son tratados». Aquí, ya sabemos, se tiran cabras desde los campanarios, se ahorcan galgos y se lancea sádicamente a un toro. Ahora también se juega al tenis y al fútbol con gallinas. Matar para divertirse está de moda y noticias como ésta ponen gravemente en solfa la teoría de la evolución. Por cierto, había un grupo de country gamberro que se llamaba Dinamita pa los Pollos. Ahora estos diez gallinas pedrajeros (personas cobardes y pusilánimes según el diccionario de la RAE) han ido un poco más allá en la perversión y el sadismo. Ni Valladolid ni Pedrajas se lo merecen.