– Ese reloj de ahí, va al revés. – No, él va bien. El mundo es el que va al revés. Si hacemos que todos los relojes vayan al revés, el mundo irá como debe ir.
– Mi barco está en medio del Atlántico, o del Pacífico. Soy un desertor. Soy alguien con ganas de dormir, de pasear, de soñar.
– En la pensión hay una camarera que tiene un diamante negro entre las piernas. No creo que sea ella lo que me retenga pero lo cierto es que amo a dos mujeres al mismo tiempo. Me invaden sentimientos opuestos de confusión y felicidad.
– El tiempo se ha disuelto. Por la mañana bebo un vaso. Sin embargo ya no existe la mañana, ni la tarde, ni la noche. También bebo por la tarde y por la noche. Duermo durante el día, ya nada existe en realidad. El silencio resulta pesado y ligero. Tres dedos separan el coño del ano de una mujer. Soy un embustero que intenta decir la verdad.
– Si quieres jugar, procura repartir mejor las cartas.
– ¿No te queda dinero? ¿Y qué vas a hacer? – Una película de amor.
Una película del año 83, cuando éramos jóvenes, felices y despreocupados, nos regala una Lisboa fascinante a través de los ojos de un marinero suizo que decide desertar de su barco y perderse por la mágica ciudad blanca. Alain Tanner ausculta los pequeños callejones oscuros y románticos de la antigua Lisboa y las mujeres que llenan el cielo de