– Y contemplé un caballo pálido. Y el nombre de su jinete era Muerte…. Y el infierno le seguía.
– ¿Acostumbra a beber, reverendo? – Sólo después de las nueve de la mañana.
– ¿Cuánto vale tener la conciencia tranquila?
– ¿Cómo está Sacramento? – Es un paraíso: dos políticos por cada lavandería china y dos putas por cada político.
– Un hombre sin espíritu está acabado. Un predicador puede devolverles la fe.
– Si nos vendemos ahora, ¿qué precio le pondremos a nuestra dignidad la próxima vez?
– Verá, hay muchos pecadores por aquí. No querrá que me marche antes de terminar mi labor, ¿verdad?
Un jinete que llega de ninguna parte y marcha hacia ninguna parte. Un héroe sin nombre, solitario, desencantado, con barba mesiánica y varios disparos de bala en su espalda. Un pistolero de oscuro pasado, de piel pálida y delgadez cadavérica, un defensor de los débiles disfrazado de predicador. ¿Un ángel o un demonio? ¿Un hombre o un espectro? Predicador, todos te queremos.