Publicado en El Norte de Castilla el 14 de octubre de 2010

A veces un premio honra más a quien lo entrega que a quien lo recibe. Este año, por fin, el Nobel se vistió de justicia. Y de Literatura con mayúsculas. Vargas Llosa premió al Nobel. La tía Julia, Pichulita Cuéllar, Lituma y El Consejero están todavía celebrándolo. Lo celebramos todos. Las novelas de Vargas Llosa forman parte de mi vida, sus libros son míos, me recuerdan historias, a personas especiales, con ellos he amado, he crecido, he llorado pérdidas. Forman parte de mi educación sentimental. Es como si me hubieran dado a mí el Nobel.

Con Mario Vargas Llosa he aprendido que la memoria es el punto de partida de la fantasía, he aprendido que la novela es el género ideal para conseguir huir de la terrible condena de sólo poder vivir una vida, he aprendido que no sólo vivimos de verdades sino también de mentiras. Con él he aprendido que escribimos para huir de la pena y exorcizar experiencias que nos obsesionan y torturan, para liberarnos de ellas y al mismo tiempo recobrarlas. Con él he aprendido que la literatura es siempre fuego. Con él he aprendido que a un escritor le está todo permitido. Con él descubrí a Madame Bovary y a Los Miserables, con él me encerré en los barracones del Leoncio Prado, con él visité la selva, con él descubrí a Zavalita y su eterna pregunta («¿En qué momento se había jodido el Perú?»), con él comprendí que se podía hacer alta literatura mezclándola con novela popular. Vargas Llosa es una fiesta del lenguaje, de los mundos, de los personajes. Es un escribidor único, dotado de una prosa sensual, prodigiosa y bella. Es, además, un gran creador de historias. Pero, por encima de todo, es un arquitecto único de estructuras narrativas complejas, de vasos comunicantes que permiten mágicas transposiciones de tiempos y cambios de escenarios. Un constructor de mosaicos únicos y geniales, de novelas torrenciales. Es una orgía perpetua de palabras escritas. Un escribidor de raza, un osado explorador de laberintos literarios. Vargas Llosa se ha convertido en el primer autor que escribe en español en recibir el Nobel en el siglo XXI. El premio Nobel ha premiado a la eñe, a la «maravillosa lengua española en la que escribo». Me preguntan por las mejores novelas del escribidor peruano. Con él es casi imposible elegir. Todas sus novelas son las mejores.