Publicado en El Norte de Castilla el 23 de diciembre de 2010
Lo da la época del año. Lo da la crisis. Lo da un mundo que agoniza. Tal vez el mundo pecador del que hablan los profetas iluminados. Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero últimamente llueven chiflados sobre mojado. Gracias a la última de EL NORTE DE CASTILLA, nos enteramos hace unos días de que un pequeñito pueblo del sur de Francia, Bugarach, está siendo invadido por visitantes esotéricos. Dicen que se encuentra sobre un monte que es, en realidad, «un estacionamiento para ovnis». Los lunáticos que invaden el lugar llevan tatuados en el escroto mensajes espeluznantes que evocan el fin del mundo anunciado para 2012 por el calendario maya: un hollywoodiense apocalipsis con hip-hop de meteoritos, inversión de los polos, virulentos terremotos e Iker Jiménez on the rocks. El alcalde de Bugarach tiembla ante la avalancha de ‘frikis’ que consideran que solo en esa montaña sagrada se salvarán del Apocalipsis. Poca visión de negocio tiene. Podría montar parques temáticos, museos de ovnis, venta de DVD con actuaciones estelares de Rappel en tanga y de Dark Vader comiendo polvorones, sicofonías del doctor Spock, los chicos de Locomía agitando abanicos y Marujita Díaz moviendo los ojos frenéticamente en círculo. Echarle morro a la profecía maya, vamos. Le podría ayudar una viguesa que se ha declarado hace unos días propietaria del sol. Un americano ya había tenido la feliz ocurrencia de escriturar casi todos los planetas y la luna. Se le olvidó el sol. La gallega, al quite, se ha hecho con él. Ahora amenaza con cobrarnos un canon por utilizar la energía solar. Menos mal que ha venido a salvarnos un vecino de Oleiros que dice que él es el «administrador del universo conocido» y ha denunciado, ante la Guardia Civil, a la ‘dueña del sol’. Los dos, curiosamente, han montado un partido político. Entre ‘frikis’, chiflados y apocalipsis vamos a estar entretenidos. Eso sí, que no cunda el pánico: el mundo no se puede acabar en 2012. La mayoría tenemos hipoteca hasta 2025 y los bancos nos la harán pagar hasta el final.
