Lunaville es una pequeña y perdida ciudad del estado de Arkansas. Un lugar solitario de apenas un puñado de casas de madera y una plaza con varios árboles. Un sitio sin gasolinera, sin cine, sin hotel y con un puñado de tiendas pobres (salvo una que destaca entre las demás y cuyo rótulo dice, sencillamente, “Embutidos Simonson, los mejores de Arkansas”).
A Lunaville llegan dos periodistas con el fin de investigar un crimen antiguo del que nunca más nada se supo: a una mujer, Silvia Carpenter, le arrancaron toda la piel estando aún viva. Los periodistas contactan con el sheriff que les recomienda alojarse en el Hotel Baltimore, el único de los alrededores, un hotel siniestro al que llegan los dos periodistas en mitad de la oscura noche. Es el principio de la pesadilla en la que se convierte esta novelita de Silver Kane: asesinatos en mitad de la noche, ruidos, locura, persecuciones, cuchillos sangrientos, pisadas extrañas, hoteles que desaparecen y que, por la mañana no vuelven a ser los mismos, mucha sangre y terror, más unos cuantos cadáveres a los que se les arranca la piel….
A Lunaville llegan más tarde tres jóvenes en una camioneta junto a una chica paralítica a la que han recogido en la carretera poco antes. El terror no ha hecho nada más que comenzar.