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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

27 CLUB

Publicado en El Norte de Castilla el 29 de julio de 2011

Una de las (presuntas) imbecilidades que soltó en su día el sobrevalorado James Dean fue aquello de “vive rápido, muere joven y deja un cadáver bonito”. Se trata, en realidad, de una cita atribuida erróneamente al protagonista de “Rebelde sin causa”, aunque de su boca salieron frases similares. Dicen los encargados de hacer autopsias a citas y leyendas urbanas que la citada frase corresponde a un diálogo de la película “Llamad a cualquier puerta”, de Nicholas Ray. Esos mismos encargados de desenmascarar falsedades llevan tiempo intentando desmontar la conocida leyenda según la cual Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Mississipi) a cambio de interpretar blues mejor que nadie. Dicha leyenda está en el origen de una superstición más conocida y, en estos días, más alimentada por los medios: aquella que habla de la maldición del 27 Club, un club formado por un grupo de importantes músicos fallecidos a la edad de 27 años. Asegura esa leyenda que este famoso club mantiene, por los mismos motivos, una deuda pendiente con el diablo. A dicho club, como ya todo el mundo sabe, acaba de unirse Amy Winehouse.

La lista, en efecto, de músicos más o menos famosos que han muerto a la edad de 27 años resulta mosqueante. Aun así, puede parecer algo frívolo el relacionar la muerte de una mujer joven con una estúpida leyenda. Amy Winehouse no tendrá jamás ningún cadáver bonito, como no lo tuvieron ninguno de sus ilustres predecesores en el Club de los 27. Kurt Cobain no encontró nunca el pegamento que decía tener para pegar su corazón roto. Janis Joplin siguió exprimiendo el sueño en soledad. Jim Morrison escuchó el grito de la mariposa antes de hundirse en el gran sueño. Y, por supuesto, ningún ángel bajó del cielo para quedarse con Jimi Hendrix el tiempo suficiente para salvarle. Ni con Jimi Hendrix ni con ninguno de los del club maldito. Una pena de juguetes rotos. Un desperdicio de genialidad. La dictadura de la autodestrucción. O, tal vez, el diablo cobrándose deudas. Quién sabe.

Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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