“La isla de Mesen fue una revelación y el monasterio de la Grande Dame un regalo. Quizá fue al revés. La isla, un regalo, y el monasterio, una revelación. Una isla a 94 kilómetros de Marsella, al sur de la mítica isla de If, y un monasterio románico enclavado en medio del único cerro que adorna la pequeña isla. ¿Cuántos millones de dólares había que gastarse para horadar la montaña, llenarla de pasadizos secretos y transformar el monasterio en un búnker provisto de la más alta tecnología posible?….. Había oído hablar de la isla, era como un mito, no estaba en venta. Error. Todo en esta vida está en venta. Sólo hay que poner el precio adecuado encima de la mesa”.
El murciélago y el infierno (pág. 8), amazon.es