Publicado en El Norte de Castilla el 15 de junio de 2012
Dicen que el domingo nos jugamos el futuro y es que una de las posibles consecuencias tras las elecciones griegas pasa por la salida del euro y la vuelta al dracma. Del drama griego al dracma griego y tiro porque me toca. Hace muchos siglos los antiguos griegos comerciaban con dracmas mientras alumbraban una civilización destinada a convertirse en el principal sustento de Occidente. En el centro y norte de Europa vivían pueblos semisalvajes bautizados como bárbaros. Ahora los bárbaros quieren cargarse la cuna de la civilización occidental mientras los herederos de los antiguos griegos suplican que no les aprieten más la soga al cuello. Herr Merkel les amenaza con echarles del euro si no siguen la vía de la austeridad y el miedo entra a saco en la campaña electoral. Aun así el gobierno griego que salga de las elecciones probablemente se niegue a continuar apretando el cinturón a sus ya desangrados ciudadanos. Mientras tanto, los orangutanes nazis de Amanecer Dorado se frotan las manos. Llevan un mes enfrentándose a la prensa, protagonizando palizas a inmigrantes, soltando burradas, pegando en televisión a diputadas rivales. Sus saludos nazis, sus marchas paramilitares y su racista programa dan náuseas. A pesar de ello, la indignación de una parte de la población les va a dar muchos votos. No importa. Europa insiste en castigar a los griegos con más y más recortes. No se dan cuenta de que la estrategia de la austeridad empuja al pueblo a la desesperación y de que no se puede gobernar mucho tiempo contra el pueblo, a menos que estés dispuesto a poner en peligro la democracia. Ya surgen voces (como la del Nobel Amartya Sen) que insisten en que las presiones económicas pueden acabar con la democracia. Nos jugamos demasiado. Y no sólo el regreso más dramático al dracma. Nuestro futuro está en el aire. Nuestras vidas están en venta. Cualquiera puede robarlas y pedirnos el rescate en pesetas. O en dracmas. No se dan cuenta de que no somos ni la derecha ni la izquierda. Somos los de abajo que vamos a por los de arriba. Así se han gestado todas las revoluciones. Cuidadín.