“Todos los ángeles estaban despertando. Todos los demonios comenzaban a caer. ¡Te llegó la hora, cabrón! Como decía Akiosaha, el pez dentro de la pecera actúa con impunidad”.
El murciélago y el infierno (pág. 33), amazon.es
Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón.
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