Publicado en El Norte de Castilla el 9 de noviembre de 2012
Llevan un par de semanas llenando Valladolid de solidaridad y abriéndonos una ventana a la tragedia pero también a la esperanza. La gente de Médicos Sin Fronteras aterriza en Pucela y nos invita a saltar fronteras y a sumergirnos en la necesaria labor de la acción humanitaria. Celtas Cortos dio el pistoletazo de salida al subir la barrera de control para permitir de forma simbólica la entrada a “Valladolid Sin Fronteras”, una especie de “check-point” fronterizo como las casetas de vigilancia que cruzan los equipos de MSF cuando están trabajando en algunos de los puntos más conflictivos y abandonados del planeta. MSF lleva trabajando más de cuarenta años metiendo el estetoscopio y el bisturí en el corazón de las tinieblas. Desde siempre una de sus mayores obsesiones ha sido sacar del olvido a las poblaciones que más sufren, hacer visibles a los invisibles, sacudir nuestras conciencias y llamar a las puertas del cielo enseñándonos imágenes y realidades que habitualmente nos escamotean los medios de comunicación. Por todo ello, y con Valladolid bañado de solidaridad durante 18 días, MSF ha preparado una dilatada agenda de actividades para compartir con los pucelanos: conferencias, debates, presentaciones de libros, actividades infantiles con Ntumba la cuentacuentos, un diálogo abierto en el teatro Zorrilla de la mano del ex director general de MSF y de nuestro Gustavo Martín Garzo sin olvidar un ciclo de documentales que complementan a los firmados por David Trueba y Roberto Lozano que se presentaron en la Seminci. Y, por si todo ello fuera poco, cuatro impactantes exposiciones con mención de honor para la titulada “Testigos del olvido”, una muestra fotográfica que recorre ocho catástrofes olvidadas a las que auténticos pesos pesados de la literatura como Vargas Llosa, Juan José Millás, Laura Esquivel o Manuel Vicent han puesto letras y metáforas cocidas a fuego lento y a pie de conflicto. Retratos del horror cotidiano metamorfoseados en un impagable alegato contra el olvido y la indiferencia. Desde luego, si MSF no existiera tendríamos que inventarlo.