Publicado en El Norte de Castilla el 21 de diciembre de 2012
Llevamos un par de años escribiendo una cutre historia digna del canal Syfy protagonizada por un chirimbolo de acero que ataca a los ciudadanos. Plenos del Ayuntamiento monopolizados por el bolardo de acceso al aparcamiento de la Plaza Mayor, revistas de ámbito nacional hablando de un pivote móvil que ataca a los coches y un grupo de Facebook dedicado al nuevo héroe/villano de la ciudad. Esta misma semana el bolardo asesino ha vuelto a atacar llevándose por delante los bajos de un Citroën. Dicen que es la víctima número 37 del que ya se ha convertido, por méritos propios, en el más famoso de todos los sistemas que hay en España para regular los accesos a calles y aparcamientos. Durante mucho tiempo, el alcalde y el concejal de la cosa han defendido a capa y espada al bravucón agresor (“el bolardo no ataca al coche sino que es el coche el que ataca al bolardo”) y han insistido, por activa y por pasiva, que la señalización es correcta y que no se plantean sustituir al pobrecito e indefenso bolardo por otros elementos como una barrera fija. Según ellos “por cuestiones de peligrosidad, estética y espacio físico”. Eso a pesar de que podría estar perjudicando seriamente a la empresa concesionaria de un parking “al que da miedo entrar” y que algo tiene que fallar cuando hay tantos vehículos siniestrados en un mismo punto. Mientras tanto hemos leído en el cachondo Pucela Today que la pasada Seminci la ganó la película “No es ciudad para bolardos” con premio para la música de “Bolardo voy, bolardo vengo” o que Nintendo ha creado un juego para Wii con el nombre de “Desafío Bolardo”. El asunto lleva un par de años aterrorizando a algunos y provocando la guasa en otros. El grupo de Facebook “Bolardo Fans Valladolid” no para de contar las hazañas de Don Bolardo de Castilla, grande de España. Y ahora que quizá, por fin, el alcalde se decida a jubilarlo, reconocen que “nuestros bajos le echarán de menos” y se preguntan si no sería un buen fichaje para el Pucela en el mercado de invierno. Un defensa central contundente y expeditivo que haría parecer a Pepe una muñeca de Famosa.