“-Ojalá los nazis hubieran ganado la guerra…
Oí la contraseña mientras me deslizaba por el tobogán del sueño.
-La guerra no ha terminado -contesté instintivamente.
Aaron Avelyn, un diablo de Wisconsin, inventó esa contraseña en 1958.
Un judío con sentido del humor.
Es una clave tan quemada que los diablos la utilizan más como saludo que como contraseña de seguridad”.
Los 80 Diablos (pag. 51), amazon.com