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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

COMIENZOS

Publicado en El Norte de Castilla el 26 de abril de 2013
Siempre he soñado con escribir una novela que estuviera esculpida con los principios de todas las novelas que me han cautivado: la historia de una memoria sentimental forjada con la lectura de mil y una novelas. Así cada 23 de abril, conmemorando el Día del Libro, comienzo un proyecto que nunca terminaré. Esta mañana, por ejemplo, he escrito:
Llamadme Ismael y dejad que sea vuestro Dios. Dejad que os guíe en un viaje hacia los confines de la imaginación. Dejad que os cuente una historia. Soy un hombre invisible que no puede olvidar la candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió. Es inevitable: el olor de las almendras amargas me recuerda siempre el destino de los amores contrariados. Además, todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada. Yo vivía en Villa Borguese. Sin pizca de suciedad en ningún sitio, sin una silla fuera de su lugar, un lugar donde estábamos todos solos y estábamos todos muertos, un sitio donde era un placer quemar. La heroica ciudad dormía la siesta y todos los niños crecían, excepto uno. Quería vivir peligrosamente, ir lo más lejos posible y luego ver qué me sucedía cuando llegara allí. ¿Encontraría a la Maga? El caso es que soñé que volvía a Manderlay. Soñé que había nacido con el don de la risa y la intuición de que el mundo estaba loco. También soñé que Gregorio Samsa, tras un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruo. Soñé que en un agujero en el suelo vivía un hobbit. Soñé que esta noche moriría y que hoy había muerto mamá (o quizá ayer, no lo sé). Y lo peor es que, al despertar, el dinosaurio todavía estaba allí. Todo esto sucedió, más o menos. Por eso he dejado de interesarme por mis sueños. A la mierda con Freud. La única realidad es que ella ya no está: Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta. Los libros me han permitido vivir muchas vidas. Ella ya no aparece en ninguna de ellas. Sin embargo, seguiré buscando y viviendo muchas más porque no encuentro ninguna muerte que me satisfaga.

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Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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