Emerson, contable de una gran empresa, llama a una chica de compañía. Cuando se presenta en el Grover Building, la mujer roba documentos comprometedores y escapa. Al día siguiente, Emerson y su mujer aparecen asesinados en su casa. En otro orden de cosas, Sullivan, un conocido corredor de apuestas muy vinculado al Sindicato del Crimen, es asesinado mientras está en la cama con una jovencita. Por otro lado, el dueño de un bar de Nueva York, que semanas antes había robado unos documentos relacionados con un desfalco en el Ayuntamiento de Nueva York, es asesinado de forma atroz. En fin, Curzio y Stuff, dos poderosos abogados, mueren al explotar una bomba que alguien había puesto dentro de los maletines que llevaban.
Estos tipos, asesinados en un intervalo de apenas 24 horas, tienen un denominador común: todos ellos trabajaban para Grover, un pez gordo con las manos manchadas de sangre, un multimillonario con tanto poder que la Justicia no puede hacer nada contra él.
Mientras tanto, Ramsay, un fracasado periodista de The New York Times, lleva un tiempo buscando a la hija de un amigo. Pronto descubre que Annie Robles era la chica que había muerto en la cama junto a Sullivan. El periodista comienza a investigar y a atar cabos. Le ayuda Eva, una mujer que anda intentando resolver la extraña muerte de una amiga cuya descripción es idéntica a la de la chica de compañía que robó los documentos en el Grover Building.
¿Ha regresado de la muerte la amiga de Eva para convertirse en una call-girl y dar el pistoletazo de salida a toda una orgía de asesinatos? ¿Por qué intentan matar una y otra vez al periodista Ramsey? ¿Por qué hasta la policía parece querer quitarle de en medio? ¿Qué pinta en toda esta historia una embalsamadora de cadáveres que acaba de ser ingresada en un manicomio?
Silver Kane no para de asombrarnos manejando todo tipo de registros y un auténtico batallón de personajes que se mueven como pez en el agua en apenas 100 páginas. Con Miss Muerte recibe los lunes nos regala un relato de alto voltaje, lleno de escenas procaces que, increíblemente, pasaron la censura. Pero no sólo hay sexo y altas dosis de intriga y violencia. Tenemos, sobre todo, la historia de un periodista que piensa que está detrás del reportaje de su vida cuando, en realidad, no está detrás de nada, salvo quizás de su propio entierro. Y la historia, por supuesto, de dos perdedores que sólo desean vengar la muerte de dos mujeres.